Mara Neira, es una joven baionesa que vive su sueño en EEUU jugando con el Eastern Wyoming College gracias a una beca W2A Management. Tras despuntar en el Celta Zorka de Vigo, varios reclutadores de distintas universidades americanas se fijaron en ella y le ofrecieron irse a EEUU para seguir disfrutando del baloncesto. Tras declinar la oferta en la primera ocasión, el año pasado Mara decidió saltar el charco y aprovechar la oportunidad que se le presentaba. Allí hizo una muy buena temporada pero una lesión frenó en seco su ilusión de jugar el campeonato regional.

–En primer lugar, ¿cómo te encuentras?

---Me lesioné en el último partido de la temporada, cuando ya estábamos clasificadas para los regionales, en una acción muy extraña terminé rompiéndome el ligamento cruzado y el menisco. Lo pasé muy mal porque es una lesión muy lenta y dolorosa pero ahora, poco a poco, ya me encuentro mucho mejor y dentro de poco ya podré comenzar a andar sin ayuda de la muleta.

–¿Por qué tuviste que regresar lesionada a España?

---En un primer momento, me iban a operar en EEUU, pero cuando estaba a punto de entrar en quirófano di positivo en COVID por lo que tuve que estar en cuarentena. Como ya estábamos a final de temporada y ya tenía el billete de vuelta a España, decidí regresar y operarme aquí para poder recuperarme en casa.

–¿Cuánto tiempo tardará tu recuperación?

---Puede tardar hasta ocho meses. Todo dependerá de la rehabilitación y de cómo vaya evolucionando la rodilla. Es algo que ya hablé con mi entrenador, como el primer semestre solamente se juegan partidos amistosos, trataré de volver a EEUU en enero coincidiendo con el inicio de la liga. Ahora prefiero quedarme en España avanzando con mi recuperación y regresaré cuando me sienta al 100%. Es una lesión común entre los deportistas por lo que quiero recuperar la confianza y no tener miedo ya que eso cambiaría mi forma de jugar y disfrutar del baloncesto.

–¿Cómo fue iniciar una etapa así en plena pandemia?

–Firmé el contrato durante la cuarentena, después dudé en marcharse debido a la situación COVID que estaba atravesando el país, pero con el apoyo de mi familia, al final, decidí hacerlo. Una vez en allí, todo era un poco raro. Al principio, entrenábamos mañana y tarde sin demasiada exigencia porque no sabíamos si podríamos finalmente jugar la liga o no. Después, en el segundo semestre, finalmente pudimos empezar la temporada. Jugábamos los miércoles y sábados por lo que los entrenamientos ya eran mucho más exigentes, sobre todo físicamente. Entrenábamos tres horas diarias con el equipo y después podía hacer entrenamiento libre o ir al gimnasio. Fue ahí cuando empecé a disfrutar del baloncesto al estilo americano.

–¿Cómo está siendo la experiencia en EEUU?

–Al principio, la adaptación fue un poco difícil por el idioma y todos los protocolos COVID que nos impedían jugar al baloncesto. Pero después fui adaptándome al ambiente, a conocer gente nueva y pudimos empezar a temporada por lo que todo se hizo más ameno.

–¿Ahora cómo te planteas el futuro?

–En lo único que pienso es en recuperarme y poder seguir disfrutando de este sueño. Después, me gustaría transferirme a otra universidad para poder jugar en la división 1 mientras acabo mi carrera. Más allá no sé qué voy a hacer. Seguro, en Estado Unidos o en España, seguiré disfrutando del baloncesto y quién sabe... quizá volver a la que fue mi casa, el Celta.