Novak Djokovic levantó la Copa de los Mosqueteros al cielo y la besó emocionado. Desde el palco su mujer Jelena y todo su equipo filmaba con los móviles el momento. El objetivo estaba cumplido. Acababa de ganar su segundo Roland Garros y el 19º Grand Slam que le pone a solo uno del récord compartido con 20 por Rafael Nadal y Roger Federer.

El número 1 mundial no lo tuvo fácil antes de sentarse feliz y orgulloso en la silla de la pista para la entrega de premios. Djokovic tuvo que batallar con la tensión del reto que tenía para ganar el título en un desafío generacional ante uno de los componentes de la Next Gen que vienen pisando fuerte para acbar con el dominio del Big Three. Tuvo que sufrir durante 4 horas y 11 minutos y remontar dos sets para acabar con la resistencia de Stefanos Tsitsipas al que venció por 6-7 (6), 2-6, 6-3, 6-2 y 6-4.

“Otra batalla para recordar” tuiteó el sábado Djokovic anunciando la final. Y lo fue. La tensión de acercarse a su gran reto después de haber cerrado el paso a Nadal en semifinales no le ayudó de salida ante el tenista griego que, desde el primer juego, le anunció con su poderoso juego que no sería fácil derribarle.

Desde el primer juego Tsitsipas anunció sus intenciones. El tenista griego salvó tres ‘break points’ con tres ‘aces’ y durante 68 minutos y mantuvo el pulso con su poderoso juego, una derecha con la que sacaba de la línea de fondo a Djokovic y una demostración de fuerza física, llegando a cada dejada que el número 1 mundial intentaba para romper el ritmo.

Djokovic no encontraba el talón de Aquiles del coloso griego, pero así y todo tuvo un 5-4 con saque para apuntarse la manga. Le faltó convicción. Su servicio tampoco le ayudó y eso le costó llegar al ‘tie break’ donde encajó un 4-0 y 5-2 y, aunque logró recuperarse para tener un ‘set ball’ con 6-5, Tsitsipas lo hizo suyo con dos saques y un punto ganador.

Fue un golpe. Djokovic volvió a ceder su saque de salida en la segunda manga y encajar en 35 minutos un contundente 6-2 que le ponía contra las cuerdas. El serbio se marchó a los vestuarios tocado. No encontraba la manera de frenar el juego del tenista griego.

Con todo en contra, el número 1 reaccionó para salvar el KO, apuntándose el tercer set después de hacer un ‘break’ (3-1).

Tsitsipas tenía molestias en la espalda y fue atendido en la pista. Los nervios parecían pasarle factura al tenista griego que había perdido la solidez y contundencia del inicio.

Djokovic ya era otro. En un abrir y cerrar de ojos se colocaba 4-0 de salida en la cuarta manga en la que Tsitsipas solo pudo ganar dos juegos antes de cederla.

Djokovic había pasado lo peor y tenía el control de la final. Tsitsipas cedía un nuevo ‘break’ (2-1). Y el número 1 tomaba una ventaja que ya no dejaría escapara para culminar su gran reto.

Tsitsipas compareció ante la prensa abatido después de perder a pesar de tener dos sets a cero de ventaja: “He aprendido que en un ‘grande’ tener esa ventaja no significa nada. Tienes que ganar todavía uno (set) y no es que yo me relajase o cambiase algo, lo que sucedió fue que él volvió como si fuese un jugador diferente. No lo sé cómo lo hizo. Jugó muy bien y no me dejó espacio”, lamentó

“No soy tan joven como Stefanos y tengo que buscar cada día nuevas motivaciones”, señaló el serbio, de 34 años, después de que sonase el himno de su país mientras ondeaba la bandera serbia en la Philippe Chatrier. “Entiendo por lo que estás pasando, de estos partidos es de los que más se aprende. Saldrás fortalecido de esta con la ayuda de tu equipo”, agregó Djokovic, quien le pronosticó “muchas” victorias en “grandes” en el futuro.

“Han sido tres días duros para mí. Ni física ni mentalmente ha sido fácil vencer a dos grandes campeones. Ganar a Rafa en su casa y a Stefano hoy en la final son victorias que me dan la motivación e la inspiración para seguir mi camino”, decía orgulloso Djokovic.

El estar a un título de Federer y Nadal le hace sentirse “feliz y orgulloso”, aunque ayer evitaba comparaciones. “Nunca me han gustado”.

Con su segundo Roland Garros, el número se convierte en el tercer tenista de la historia del tenis profesional (desde 1968) que gana dos veces los cuatro grandes, una hazaña solo lograda por el momento por los australianos Rod Laver y Roy Emerson.

No solo eso. Djokovic recupera la primera plaza en la clasificación anual del año y tras Australia y Roland Garros deja abierta su opción de ganar el Grand Slam si vence en Wimbledon y el Abierto de EEUU, territorios más favorables a su tenis. Eso ya será otra batalla.