“En Cangas ninguén se rende”. El lema, acuñado hace algunas temporadas para la enésima batalla por la permanencia del Frigoríficos del Morrazo, es ya un mantra que forma parte de la idiosincrasia del club y que en días como ayer adquiere una significación especial. Porque el conjunto cangués, amparado por su afición y en un encomiable esfuerzo, doblegó al Anaitasuna (21-20) para alimentar sus esperanzas de salvación. Los de Nacho Moyano se beneficiaron de la derrota del Guadalajara ante el Incarlopsa Cuenca y salen momentáneamente del descenso. El sábado tienen otra final, precisamente ante el Guadalajara, e incluso ganando seguirían sin depender de sí mismos. Pero en Cangas nadie se rinde y todos creen.

La victoria del Frigoríficos del Morrazo se fraguó en las trincheras, en un excepcional trabajo defensivo al que dio lustre Javi Díaz en la recta final del encuentro. Con las fuerzas justas tras una auténtica maratón de finales el Cangas apeló a un sufrimiento que lleva marcado a sangre y fuego en su historia, y, cómo no, a un pabellón de O Gatañal que ayer multiplicó sus voces para levantar y lanzar a los suyos.

Y es que tras un buen inicio con David Iglesias como líder, la exclusión de Meoki sacó a la luz la presión con la que jugaban los locales. Sin ese elemento sería imposible encontrar explicación a los dos lanzamientos fuera de un valor seguro como Dani Fernández, a los dos penaltis errados y a otros errores incomprensibles. El Cangas aguantó porque atrás estuvo muy sólido, con Cerqueira y Quintas a su mejor nivel y con Santi López derrochando energía. Los de Quique Domínguez se ponían por delante (4-5) hasta que el equipo cangués metió una marcha más a su defensa (6-5, minuto 17) y esta vez sí aprovechó una exclusión navarra para marcar diferencias (8-6, minuto 21, con tiempo muerto de Quique Domínguez).

Pero llegaron las rotaciones y el Cangas se atascó. En la reanudación el Cangas estiró la goma (11-9) pero fue incapaz de romper un choque que se convirtió en un intercambio de golpes (12-12) hasta que Quintas vio la roja directa. La respuesta del Cangas a este revés fue la misma que en todo el partido, mayor actividad defensiva. Y el resultado fue que, poco a poco, acabó por romper el encuentro (17-13, minuto 46). Si el Frigoríficos no hurgó aún más en la herida fue por la falta de fortuna o quizás por el miedo a ganar.

Con todo, el resultado final (21-20) demuestra que el Cangas sigue muy vivo.