Aunque el reparto de puntos se antoja justo, los de Míchel Alonso se fueron de Gijón con la sensación de haber perdido dos porque encajaron el gol del empate en el minuto 89.

El Coruxo salió frío al campo y con poca intensidad pero el Sporting B, también por lo que los primeros compases de partido fueron de tanteo entre los dos equipos que parecía que se estuvieran estudiando. La consigna en estos primeros minutos era no encajar para evitar tener que ir a remolque el resto de partido.

Por lo tanto en los primeros diez minutos el juego se disputó en el centro del campo, donde el Coruxo se siente a gusto ya que los Chabboura o Mateo, con la ayuda Pedro Vázquez o Álex Ares combinan bien. Sin embargo, al estar mucho más necesitado de puntos, a partir del minuto 10 el filial sportinguista dio un paso adelante y asumió el control del partido con la permisividad de un Coruxo que perdió intensidad en la siguiente fase del choque. Como consecuencia de este cambio de dinámica, los locales generaron dos ocasiones de gol. Así, en el minuto 12 los vigueses cedieron un saque de esquina que el central local David Fernández cabeceó y el balón se marchó cerca del palo izquierdo de Alberto. En estos minutos el Coruxo estaba a merced de su necesitado rival y en el minuto 16 volvió a permitir que los rojiblancos se acercaran con peligro. Berto botó una falta y Mecerreyes se movió con habilidad en el área para poder rematar de cabeza. Aunque su juego era correcto, los de Míchel Alonso no conseguían darla la fluidez para llegar a las inmediaciones del área rival, no salía ese pase en profundidad para que Álex Ares o Silva pudieran tener opciones de marcar. Pero los gallegos tiraron de paciencia y finalmente esa jugada ganadora llegó a cinco minutos del descanso cuando Álex Ares recibió un buen balón y fue derribado en el área. La correspondiente pena máxima la transformó el propio Álex Ares. El Sporting B buscó reaccionar tras el gol encajado y adelantó líneas con el objetivo de buscar el empate pero el Coruxo se defendió con orden y oficio y no dejó que los rojiblancos tuvieran ocasiones de gol. Con la mínima ventaja del gol de Álex Ares se fueron ambos conjuntos a vestuarios.

En la reanudación, el Coruxo pensó que lo mejor para mantener la renta no era echarse atrás y replegarse sino que salió en plan mandón y asumió el mando del partido en el centro del campo. La consigna de Míchel Alonso era clara, tener el balón y jugar en campo contrario o, al menos, lejos de la portería defendida por Alberto. Además, este dominio lo llevaba a cabo manteniendo la concentración defensiva para evitar encajar un gol en una jugada aislada. Pero precisamente esto es lo que pasó en el minuto 55. El filial sportinguista puso las tablas en el marcador por medio de Berto que recibió un gran pase de Pelayo Pérez, se plantó ante Alberto y le batió con solvencia.

Volvían a poner las cosas en su sitio los vigueses con un gol que, además, los jóvenes jugadores sportinguistas podían acusar. No fue así y el Sporting B presionó fuerte a un Coruxo que ahora sí se vio obligado a recular líneas para frenar el empuje local. En el minuto 76, Silva pudo firmar la sentencia, pero su remate también se estrelló en el palo. Y en este toma y daca le salió cara al Sporting B y cruz al Coruxo porque en el minuto 89 Koné culminó una gran jugada de Berto para establecer el 2-2 definitivo.