Victoria de enorme calado para el Guardés en la pista del Rocasa. Valiosísima por muchos motivos. Por el rival que había enfrente, por la entereza mostrada por el grupo de Prades y porque sirve para asaltar la segunda plaza y de paso dar un paso casi decisivo para estar el próximo año en Europa. Muchos premios de golpe para el cuadro gallego que jugó un partido excelente en el que solo se vio por debajo en el marcador en los primeros minutos. Luego siempre encontró recursos para desquiciar a las canarias que jugaron a espasmos, por momentos, amenazando con remontar pero incapaces de dar ese paso decisivo para discutir el choque que las guardesas debieron llevarse por un marcador más amplio.

Dieciocho minutos tardó el equipo de José Ignacio Prades en ponerse por delante en el marcador. Había entrado mejor el Rocasa al duelo empujado por el buen lanzamiento exterior. El Guardés no dio muestras de inquietarse, como si quisiese engancharse a su rival para atizarle cuando tuviera oportunidad, explotando sus virtudes para anotar desde los seis metros. Fue ponerse por delante mediado el primer tiempo cuando se vio que el Guardés tenía todo en su sitio, que controlaba al Rocasa y lo castigaba a la menor ocasión. Apretó su defensa, Carratú entró en acción y el conjunto de Prades empezó a abrir brecha en el marcador hasta los tres goles al descanso. Con Paulina Buforn y Rosario Urban al frente de las operaciones, el Guardés siempre parecía tener solución a cualquier circunstancia.

Su gran virtud en el segundo tiempo fue que en ningún momento se le aceleró el pulso ante un Rocasa que se movió a impulsos. Porque el Guardés sufrió una pequeña crisis que permitió al Rocasa igualar el partido a veinte goles después de que las gallegas desaprovechasen una ventaja de cuatro goles. Con quince minutos por delante el Rocasa no fue capaz de culminar la remontada y el Guardés siempre le exigió y castigó sus imprecisiones que fueron muchas. Eso generó una cierta desesperación en las canarias que se veían 21-23 con ocho minutos por jugar. El Rocasa trató sin éxito de agarrar al Guardés que nunca dejó que se repitiese el empate. En esos instantes de nervios, las de Prades no perdonaron los errores de las canarias que pagaron su precipitación. Y el Guardés no es de los que perdonan. Dos goles fáciles y 24-27. Los últimos goles solo sirven para disfrazar el marcador.