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fútbol - Segunda División A

Un flotador llamado Albés

Rubén Albés y Tino Saqués, en la presentación. // CDLUGO

Tino Saqués ha convertido el banquillo del Lugo en uno de los lugares más inseguros del fútbol mundial. El empresario, propietario de la mayoría de acciones del club gallego, tiene una querencia natural al cambio de entrenador. Esta temporada ha llevado esa inestabilidad a su cumbre. Esta semana el técnico vigués Rubén Albés se ha convertido en el cuarto entrenador del conjunto rojiblanco en esta temporada, caso único en las principales categorías del fútbol español. Arrancó el ejercicio con Juanfran al frente; le sustituyó Nafti; vino después Luis César y, tras una pésima trayectoria que ha puesto al equipo en la zona de descenso, Saqués ha terminado por elegir a Rubén Albés como el encargado de reflotar una nave que lleva meses zozobrando.

Son curiosos los caminos del fútbol. Rubén Albés ha llegado a la categoría de plata del fútbol español (una de sus ilusiones cuando dejó el banquillo del Celta B en el que tan buen trabajo realizó) cuando seguramente no se lo podía imaginar. Hace pocos meses se había terminado su aventura en el Hermannstadt rumano al que llegó en junio de 2020 y con el que vivió una curiosa experiencia por lo variopinto del club. El conjunto rumano tenía como cabeza visible a Anamaria Prodan, una exmodelo que tiene una enorme experiencia como agente de futbolistas. Llegó a la entidad junto a su marido, un exjugador del Steaua y Kaiserslautern. En la dirección general estaba su hija, Rebecca Dumitrescu, que con solo 21 años llevaba la parte ejecutiva del Hermannstadt. En ese llamativo entorno trabajó Rubén Albés antes de que la “familia” decidiese prescindir de sus servicios. El vigués regresó a casa y, aunque estaba atento al teléfono, no imaginaba que la llamada se iba a producir tan pronto y precisamente desde la Segunda División. Saqués le había elegido como flotador para que el Lugo no se ahogase. Hizo las maletas y se fue junto a Iván Cabezuelo y Toni Madrigal, su pareja de ayudantes, para tratar de rescatar al equipo de las garras de un descenso que parece querer darle un bocado mortal.

Albés se estrena esta tarde en El Toralín ante la Ponferradina. Saqués le ha abierto las puertas a la continuidad (“depende de él” ha dicho) aunque eso en boca del empresario no supone ninguna clase de garantía visto lo sucedido con sus predecesores. Eso sí, Saqués ya ha dejado caer los clásicos tópicos de estas situaciones. Como la mayoría de presidentes, que a veces presumen de un sexto sentido, el empresario ya advierte un ambiente nuevo en el vestuario de las manos del joven entrenador. Albés, más moderado desde el punto de vista sensorial, se ha limitado a decir en la víspera de su estreno cosas propias de entrenadores como que “sabíamos que veníamos con poco tiempo y hay que acelerar todos los procesos, quiero ver un equipo que compita bien, con mucha pasión, que transmita cosas. No es momento de dar pistas. Debemos aprovechar el factor sorpresa”, comentó en relación a su visita a la Ponferradina. Cinco derrotas consecutivas lleva el equipo rojiblanco. Puntuar esta tarde es casi una obligación para el nuevo equipo de Rubén Albés.

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