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NICOLÁS RODRÍGUEZ | Regatista olímpico de 470

“Pase lo que pase en Tokio, lo vivido hasta aquí ya ha valido la pena”

Nico Rodríguez, ayer en el Real Club Náutico de Vigo, con el bronce conquistado en Vilamoura. | // ALBA VILLAR

Si logra una medalla en Tokio promete “quemar Vigo” (siempre que las restricciones lo permitan, matiza) porque su sueño es volver a casa con un metal colgado al cuello. Lleva cinco años trabajando junto a Jordi Xammar para alcanzar la gloria olímpica y aunque en el Mundial de Vilamoura, donde han sido bronce, han cometido errores, también han sacado conclusiones que les serán muy útiles en la cita nipona. De niño creció con referentes como Echávarri y Paz, Chuny, Gonzalo Araújo, Wizner... Hoy también él forma parte de esa lista de ilustres. Sentir el cariño del hogar le ayuda a “coger fuerzas”.

Nico Rodríguez ‘descansa’ unos días en casa tras el Mundial de Vilamoura, donde logró la medalla de bronce, y donde toma impulso para afrontar los meses que quedan hasta los Juegos de Tokio, una cita donde el regatista del Real Club Naútico de Vigo sueña con abrazar la gloria olímpica. Lleva cinco años luchando por su sueño, una lucha que habrá hace que, independientemente de lo que pase en Tokio, el camino recorrido hasta ahora haya valido la pena.

–Unos días en casa para recargar pilas para lo que viene...

–Es un lujo poder venir a casa y sentir este cariño, este abrigo. Te hace coger fuerzas. Este es un proyecto personal y a veces estás como en una pequeña burbuja, con tus objetivos, y de repente vienes a casa y te acogen así y es una maravilla. Te hace sentir ese cariño y te das cuenta de que hay gente que se alegra por tus éxitos y de que sufre cuando te va mal y eso hace que te des cuenta de que lo que haces lo compartes con mucha gente y lo hace más bonito y más especial. De la campaña olímpica, con lo que más me quedo es con la sensación de acabar un campeonato y tener el móvil a reventar de gente que se alegra mucho por ti; es una maravilla.

–¿Ve en estos chicos el reflejo del Nico Rodríguez de niño que empezó así como ellos ahora?

–Sin duda. Yo he sido ellos. Yo he competido en campeonatos gallegos y por toda España representando a Galicia con su edad. Incluso antes en Optimist. Lo que tienen que hacer es aprovechar este momento, disfrutar, porque de aquí van a sacar amigos para toda la vida, van a sacar historias, aventuras que recordarán siempre, y con eso es con lo que hay que quedarse. Si eso lo tienes, el resto de las cosas pueden llegar. Son etapas únicas en la vida.

Nico Rodríguez, junto a los regatistas participantes en el Gallego de 420, en el Náutico de Vigo. / Alba Villar

–Usted ahora es un referente para ellos, ¿cuáles eran los suyos de niño?

–Aquí tuve muchos. Antón Paz y Fernando Echávarri son mis grandes referentes, cuando consiguieron el oro en Beijing, pero también estaba Chuny... Eso a nivel olímpico, pero luego en el club, venías a entrenar y te hablaban de Gonzalo Araújo, Víctor Mariño, Laureano Wizner, Ramón Lago, Alberto García... La vela en Vigo, y en Galicia, es fantástica, tenemos una cantera brutal y creo que se junta el medio, que acompaña mucho, y que podemos navegar todo el año; y también nuestro carácter gallego, esa resiliencia de saber sacrificar cosas, de saber sufrir y trabajar. Toda esta gente lo que ha hecho es trabajar mucho y creo que es un denominador común que hay que saber aprovechar.

–Increíbles ejemplos en los que reflejarse, entre los que ahora está usted, ¿siente responsabilidad por ello?

–Pues para ser sincero no lo he pensado nunca. Lo único que puedo decir es que la única manera de llegar es con trabajo. El talento ayuda, pero sin trabajo nunca vas a llegar a ningún lado.

–¿Estar aquí en el Náutico le hace evocar sus inicios?

–Yo hacía fútbol sala, también hice taekwondo, iba a tenis... Probé un poquito de todo. Mi madre había navegado alguna vez de pequeña, mi abuelo fue Comandante en la Marina, a mi padre le gustaba pescar... Tenía un pequeño vínculo con el mar, así que probé la vela. Hice un cursillo y así empecé. Hubo una época en la que no navegué porque le cogí miedo después de una tormenta, era muy pequeño. Un día, en casa de un amigo, me convencieron porque él iba a un cursillo de vela, volví y hasta ahora.

–Hasta ser medallista mundial tres años consecutivos y a las puertas de sus primeros Juegos...

–Pues sí. A las puertas de unos Juegos que ojalá vayan bien. Han sido cinco años duros, pero la verdad es que, si soy sincero, pase lo que pase, porque la realidad es que también puede salir mal, ya ha merecido la pena. Tenemos tres medallas consecutivas en Mundiales, dos en Europeos, todavía nos queda mucho, hemos mejorado mucho, hemos vivido un montón de experiencias y aventuras, hemos recorrido mundo... Solo por eso ya ha merecido la pena, pero no voy a negar que que estoy trabajando para intentar volver de Tokio con un metal.

–Y del Mundial de Vilamoura, donde han sido bronce, ¿qué conclusiones saca?

–De estas regatas es de las que más se aprenden. El objetivo era ambicioso y queríamos un mejor resultado que un bronce. No estoy satisfecho del trabajo que hemos hecho, igual puede sonar pretencioso, pero no es la intención. Creo que hemos trabajado mucho, que hemos crecido, que somos un mejor equipo que el año anterior, pero hemos fallado, hemos competido mal y cometido errores que no se deben cometer a este nivel. Aquí te despistas y te van a pasar por encima y es lo que nos ha pasado, nosotros mismos nos hemos sacado del campeonato y esto es deporte, han sido mejores que nosotros y me alegro un montón por ellos (el equipo sueco y el portugués) porque han sido nuestros compañeros de entrenamiento desde que salimos del confinamiento. Que tu grupo de trabajo sea el podio de un Mundial también indica que algo estás haciendo bien. Nosotros hemos fallado, ellos han estado mejor que nosotros y en la siguiente nos vemos.

–También el error es parte del aprendizaje.

–Sin duda. Esto lo que nos hace ver es que los Juegos van a ser un campeonato muy duro, que va a primar la constancia, la regularidad, no cometer errores... Hay que ser conscientes de que hay que ir día a día, manga a manga, que todas cuentan por igual; tendremos nuestras oportunidades, nuestros momentos, y hay que saber aprovecharlos y tener la cabeza donde hay que tenerla. ¿Que va a haber presión? Seguro. Pero da igual. El tema es estar ahí. Sabemos que si confiamos en lo que hemos hecho y si tenemos la calma y la paciencia, nuestros momentos llegarán. Esta vez fuimos nosotros mismos los que caímos y eso le puede pasar a cualquiera. Hay que tener la cabeza en su sitio y nuestra oportunidad llegará.

–Cinco años ya de aquella llamada en la que Xammar le proponía hacer equipo...

–No voy negar que la decisión no fue fácil. Estaba en Austria para irme a Holanda a trabajar... No fue fácil, pero tampoco voy a negar que una parte de mí, cuando recibí su llamada, ya había decidido que tenía que volver. Fue como un pequeño terremoto que te tira todos los libros y todo al suelo y, simplemente, los tienes que colocar en distinto orden. Tardé unos días en tomar la decisión, pero sin duda ha merecido la pena, el camino ha sido espectacular y, pase lo que pase, ya ha merecido la pena. Lo he disfrutado un montón y eso ya es algo que me queda para siempre, pero no nos vamos a quedar aquí. Ahora hay que seguir trabajando, seguir sufriendo, para llegar a Tokio y volver con un buen resultado y poder disfrutarlo aquí con todo el mundo. Ese es el objetivo.

Una firma para la historia. Nicolás Rodríguez, triple medallista mundial y doble europeo en la modalidad de 470, compartió ayer en el Real Club Náutico de Vigouna jornada con los participantes en el Campeonato Gallego de 420 y firmar en el Libro de Honor del Náutico de Vigo. | ALBA VILLAR

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