Aguas turbulentas en el piragüismo nacional. El entrenador del K-4 olímpico, el asturiano Miguel García, debe elegir a los cuatro integrantes del grupo de seis palistas con los que trabaja. El expresidente de la Federacion Española, Juan José Román Mangas, habla de amaño en las pruebas que se han realizado. El Club Fluvial Lugo acusa a unos palistas de querer perjudicar a otros. El presidente de la Gallega, Fredi Bea, critica con dureza a Mangas y exige que respete el proceso. En el conflicto están envueltos tres gallegos: el betanceiro Carlos Arévalo, que tiene plaza asegurada, y el cangués Rodrigo Germade y el lucense Cristian Toro, que se disputan una de las vacantes. Los test, tras un amago de suspenderlos, se repetirán a partir de hoy. Al fondo, una medalla que se daba casi por garantizada en Tokio.

Las fechas son propicias para la controversia. Los billetes olímpicos se ganan para el país, sin que importe la identidad de quien lo haya logrado. La gestión de los ciclos varía según el deportista. En las modalidades colectivas, además, han de configurarse alineaciones que quizá no hayan tenido continuidad. Pero es la enrevesada política interna del piragüismo español la que envenena el escenario en los despachos. Y son las relaciones personales las que tensionan al grupo en el embalse de Trasona.

El vallisoletano Juan José Román Mangas presidió la Federación Española, a la que saltó desde la castellanoleonesa, desde 2009 hasta el pasado mes de febrero. Desde entonces ejerce teóricamente como asesor de su sucesor, el andaluz Pedro Pablo Barrios. Los criterios de selección para las modalidades sprint (K-1 200 y K-4 500) se fijaron durante el mandato de Mangas. “No los entiende nadie. Están hechos a voluntad del anterior presidente de la Española”, anticipa Fredi Bea.

El protocolo es extenso y complejo. En esencia, establece un sistema de concentración para los seis candidatos: Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper Walz, Rodrigo Germade, Cristian Toro y Carlos Garrote. Los seis, de altísimo nivel, coleccionistas de medallas olímpicas, mundiales y europeas. El técnico, Miguel García, los ha evaluado de manera continuada durante los últimos meses. Ha configurado diversas combinaciones en el K-4, se supone que lógicas por las características individuales y consensuadas. Los kilómetros de trabajo han sido similares. Pero el factor definitivo debían ser los test de Trasona realizados la semana pasada sobre diversas distancias: K-1 200 (para la prueba en sí y como referencia), K-1 400 y K-4 500 con las tres formaciones que García ha ido considerando adecuadas.

A paladas en distinta dirección

En las dos mangas de 200 metros, Arévalo y Craviotto repitieron como primero y segundo. El zamorano Garrote quedó cuarto y tercero. Fredi Bea denuncia que era a quien Mangas quería favorecer. “Los criterios estaban adaptados a un palista (Garrote); que tiene una calidad espectacular, nadie lo pone en duda. (A Mangas) No le salió el 200 como él quería y está montando un espectáculo”.

Craviotto y Arévalo se habían ido confirmando como inamovibles en el esquema del K-4. Sus otros cuatro compañeros debían disputarse los asientos restantes. La polémica estalla a raíz de los tiempos marcados en el examen específico. Craviotto, Cooper, Arévalo y Germade mejoraron en más de cuatro segundos el rendimiento de las otras dos opciones: Craviotto, Garrote, Arévalo y Toro, y Craviotto, Cooper, Arévalo y Toro.

Mangas recela de una diferencia tan abismal. “Creo que ha habido amaño en el selectivo del K-4”, afirmó en la televisión local La 8 Zamora. “Han engañado a Toro y Garrote. No hay juego limpio. Esto tendrá recorrido, hay una investigación y habrá sorpresas. Si yo fuera presidente tomaría medidas drásticas”.

El Club Fluvial de Lugo, en el que milita Cristian Toro, apoya la postura de Mangas. El presidente de la entidad lucense, Tito Valledor, acusa en una carta pública al técnico, Miguel García, de “una actuación totalmente unilateral y absolutamente parcial o partidista”. García, según esa teoría, habría querido desde un principio enviar a Tokio a Craviotto, Cooper, Arévalo y Germade, que fueron subcampeones mundiales en 2019. Los “sospechosos” tiempos en Trasona obedecerían a esa voluntad. Valledor señala directamente a los palistas fijos: “No han actuado de forma objetiva ni con el mismo rendimiento que en las otras combinaciones realizadas”.

Las acusaciones se cruzan en susurros, desde los entornos: de Toro y Garrote, hacia Craviotto y Arévalo. Desde los íntimos de Germade, hacia ese diseño inicial que pretendía favorecer a alguno de sus rivales, aunque haya salido mal. El cangués ha marcado los peores tiempos en el 200, pero fue segundo en 400 y destaca como miembro de un equipo. En un 500, la explosividad debe condimentarse con resistencia.

Bea, que tantas veces se opuso desde Galicia a la gestión de Mangas, pide que lo destituyan fulminantemente como asesor federativo. “Está provocando daño porque no le ha salido pulpo como animal de compañía”. Bea exige respeto para García, “un técnico de calidad mundial”, y lamenta que la polémica pueda hacer peligrar una medalla que el tiempo marcado en Trasona “asegura”.

La Federación Española ha hecho malabarismos en la tormenta. Una contrarreloj que debían realizar ayer Craviotto, Cooper, Arévalo y Toro se suspendió. Sin mencionar a Mangas, el técnico confesaba: “Los deportistas, después de todo este maremágnum, no están en condiciones de aportar el cien por cien en cada prueba, de manera que la información que íbamos a obtener no nos sirve”. Abogaba por “cerrar el proceso de la mejor manera posible desde el sentido común y el trabajo, con lo cual llegaremos a un punto de consenso”. Por la tarde, sin embargo, desde la federacion se indicaba que hoy mismo se reanudan los test desde cero, aunque sea en un clima enrarecido entre los palistas, y que esta semana quedará decidido el equipo que competirá en la Copa del Mundo de Szeged del 14 al 16 de mayo. Estos cuatro deportistas, si suben al podio, habrán asegurado su presencia en Tokio.