Alfredo Quintana, portero de la selección portuguesa de balonmano, falleció el viernes a los 32 años víctima de la la parada cardiorrespiratoria sufrida el pasado lunes, cuando se entrenaba con su club, el Oporto. El guardameta, de origen cubano, fue una de las figuras de Portugal durante el reciente Mundial de Egipto, donde brilló con sus actuaciones ante Noruega o Francia.

Desde su percance, Quintana había sido atendido en la unidad de cuidados intensivos del Hospital São João, con pronóstico “muy reservado”. Los médicos nada pudieron hacer finalmente por salvar la vida de un deportista de 201 centímetros y 102 kilos, en el apogeo de su carrera.

“Ni siquiera tengo palabras que puedan explicar lo que siento. Sólo se me ocurre pensar que la grandeza, pero también la vulnerabilidad como humanos, no tiene límites. Compartimos muchos momentos juntos y me cuesta imaginar que ya no estará con nosotros para seguir dejando huella en este nuevo camino. Se echará de menos como deportista, pero sobre todo como persona, por difundir siempre alegría, ilusión y vida”, comentó el seleccionador, Paulo Pereira. La noticia ha causado una absoluta consternación en el mundo del balonmano.