El soccer está siempre a punto de explotar en Estados Unidos. Tras el fracaso de la primera North American Soccer League (NASL) entre 1968 y 1985, los años 90 alumbraron el nacimiento de la actual MLS, al calor del Mundial de 1994. Desde entonces nuestro fútbol europeo siempre está cerca de dar el siguiente paso. Se suceden, cada poco tiempo, noticias sobre la alta asistencia a los estadios estadounidenses o sobre los millones de personas que se congregan ante el televisor para ver algún partido concreto de sus selecciones masculina o femenina. Pero son pequeños destellos. El soccer nunca termina por ser un deporte de masas en el país que ostenta la hegemonía cultural, militar y, cada vez menos, económica del mundo. Los americanos están acostumbrados a ganar y se desenganchan rápido de un deporte en el que no son una potencia, por lo menos en su variante masculina.

Sin embargo, como un trabajo de hormigas, las franquicias de la MLS fueron apostando cada vez más por talento extranjero en la formación. Un trabajo invisible, que no se lleva los focos de los fichajes de leyendas que ya buscan un retiro como Ibrahimovic, Beckham, Pirlo, David Villa o Lampard, entre otros. Pero esta formación es lo que podría hacer de Estados Unidos, por fin, una potencia futbolística de primer orden. La fecha objetiva está clara: La Copa del Mundo de 2026, que los yanquis organizan junto a México y Canadá. Sería el cierre de un círculo que comenzó en 1994 y que acabaría con Estados Unidos peleando de tú a tú con las grandes potencias del planeta.

Mimbres para ello no faltan y el número de talentos jóvenes que aparecen en la tierra del Tío Sam no para de crecer. Ya no son un punto exótico en las ligas europeas, sino que prometen consolidarse en las plantillas de algunos de los gigantes del Viejo Continente. La inversión en infraestructuras y entrenadores para las canteras tiene mucha relación con el cambio de normativa en la MLS, que permite a las franquicias quedarse con el 90% del dinero que generen las ventas de futbolistas.

Quizá el primero de esta nueva hornada de jugadores formados en Estados Unidos sea Christian Pulisic, que a sus 22 años juega en el Chelsea y ya ha tenido un paso exitoso por el Borussia Dortmund. Pulisic puede actuar como extremo y como mediapunta. Aunque su adaptación a la Premier League no está siendo todo lo exitosa que se preveía, en la Bundesliga mostró un talento fuera de toda duda.

Sergiño Dest (Dcha.) en el choque contra el Cádiz. | // TWITTER

El único caso del nuevo talento estadounidense que no se ha formado en Norteamérica es el de Sergiño Dest, el lateral derecho del Barça que llegó al conjunto blaugrana esta temporada tras convertirse en una de las piezas claves del Ajax de Amsterdam. Nacido en los Países Bajos, se decantó por representar a la selección de las barras y las estrellas, el país de su padre. Al igual que Pulisic, Dest pudo elegir y optó por Estados Unidos, una tendencia que también era impensable hace unos años. Ahora los jugadores ven en esta nacionalidad la opción de poder formar parte de una gran generación que luche por algo más que rellenar los bombos de los sorteos.

Dest destaca por su buena asociación, su recorrido por banda con conducción de la pelota y el manejo de ambos pies, lo que siempre facilita los disparos.

El testigo norteamericano en el Borussia Dortmund que dejó libre Pulisic con su marcha a la Premier League lo recogió una de las grandes revelaciones de la Bundesliga esta temporada. Se trata de Gio Reyna, hijo del mítico centrocampista Claudio Reyna que durante los años 90 y primera década del presente siglo llevó la manija de Estados Unidos desde la zona de creación.

Esta campaña Gio Reyna, formado en la cantera del New York City, ya ha disputado 20 partidos de Bundesliga pese a compartir equipo con talentos como Jadon Sancho en la línea de tres cuartos. Destaca por la velocidad a la hora de decidir los pases y suele desempeñarse o en la mediapunta o escorado a la izquierda y conduciendo en diagonal cuando recibe el esférico. Solo en liga lleva ya tres goles anotados y cuatro asistencias pese a contar solo con 18 años.

Junto a la leyenda del fútbol Cristiano Ronaldo, en la Juventus, juega otra de las jóvenes perlas de Estados Unidos. Se trata de Weston McKennie, de 22 años, que llegó a Europa al Schalke 04, club al que todavía pertenece, tras su paso por el FC Dallas. Ya ha jugado 18 encuentros con la Juventus de Andrea Pirlo y anotado 3 goles, pese a que muchas veces parte como un jugador más retrasado. Pirlo le prueba en la medular tanto como organizador como en las dos posiciones de interior. De momento funciona como un jugador comodín, muy polivalente, pero que rivaliza por un puesto en el once con hombres como Chiesa, Betancur, Rabiot o Ramsey.

De cara a armar un once competitivo en su selección, McKennie se vería acompañado en la medular por Tyler Adams, de 22 años y que juega en el RB Leipzig. Tanto caído a la derecha como en la zona ancha, con un gran despliegue por todo el campo, Adams está destacando en la Bundesliga por su capacidad para filtrar pases en largo y por su colocación a la hora de romper la creación rival.

El Barça cuenta con un segundo talento estadounidense. Se trata del extremo Konrad de la Fuente, del Barça B. Tiene 19 años y, aunque es diestro, puede jugar pegado a la línea por ambas bandas.

Recién llegados

Otro mediapunta que acaba de dar el salto a Europa es Brenden Aaronson, que tiene 20 años y juega en el Red Bull Salzburgo, una de las nuevas fábricas de futbolistas patrocinadas por la empresa de las bebidas energéticas. Llegó a Austria en enero tras haber destacado en la MLS con el Philadelphia Union. En este reciente desembarco al viejo continente hay que tener en cuenta al delantero Jordan Morris, que acaba de llegar cedido al Swansea procedente de Seattle Sounders, en donde era una estrella. También se ha consolidado en el Boavista portugués el lateral derecho Reggie Cannon, de 22 años.

A estos nombres hay que sumar otros jugadores que siguen en la MLS pero con un rendimiento muy prometedor. Por ejemplo, el central de Nashville SC Walker Zimmerman, que con 27 años ya está consolidado en la selección y es uno de los jugadores más solventes de toda la liga tanto al corte como en la salida del balón.