Novak Djokovic no dejó escapar la ocasión de jugar la final del Abierto de Australia y optar a su noveno título y su 18º Grand Slam para acercarse a los 20 que tienen Rafael Nadal y Roger Federer.

Aslan Karatsev, revelación del torneo, número 114 mundial y que había accedido a las semifinales desde la fase previa, no pudo dar más sorpresas ante el número 1 mundial, ante el que ayer cayó por 6-3, 6-4 y 6-2.

El tenista ruso, de 27 años, desconocido para el gran público y habitual de torneos de segunda división del circuito ATP, demostró la razón por la que se había ganado estar en la penúltima ronda del torneo y por la que antes había eliminado en el camino al argentino Diego Schwartzman (9 del mundo), al canadiense Felix Auger-Aliassime (19) y al búlgaro Grigor Dimitrov (21).

Djokovic se encontró ante un rival que “nunca había visto jugar”. Un tenista fuerte físicamente, en un momento dulce de juego, de poderosos golpes, imaginativo y valiente, que le plantó cara, en cuanto se quitó el susto de tener delante al ocho veces ganador del torneo. Un tenista al que antes de enfrentarse con él solo había visto por televisión.

Karatsev superó los nervios iniciales y en el segundo set, más suelto, recuperó una desventaja de 5-1 hasta el 5-4 , forzando a un Djokovic que no se quedó tranquilo hasta apuntarse la manga.

Fue el momento más complicado que tuvo Djokovic y lo celebró con un grito tras salvar la situación. Después, en la tercera manga, el tenista ruso ya bajó sus brazos ante un Djokovic que cerró el partido en 1 hora y 55 minutos.

Karatsev se marcha de Australia después de dar un salto en los ránkings, ya como Top 50 y convencido de hacerse un hueco en el circuito profesional. “Puedo ganar a cualquiera”, aseguró el ruso que se lleva un cheque de 800.000 euros. Una cantidad que supera las ganancias conseguidas hasta ahora en toda su carrera de 618.355 euros, según los dados de la ATP. “Ni soñando habría imaginado lo que he conseguido”, aseguraba Karatsev, que estuvo entrenado en la academia del extenista Salva Navarro, en Barcelona, pero que tuvo que dejarlo al no poder pagar ni las pistas.

“Es un gran jugador”, dijo Djokovic. “Estoy muy feliz de volver a la final y por el juego que he hecho. No ha sido fácil. Espero ahora tener un tiempo de descanso para recuperar energías”, valoraba superados sus problemas de abdominales en su dramático partido ante Taylor Fritz, tras los que había reconocido que “si no estuviera jugando un Grand Slam, habría abandonado”.