Zlatan Ibrahimovic ha estado perdiendo el tiempo durante dos temporadas enteras en Estados Unidos. Pese a sus 39 años ya no hay duda. Su fichaje por Los Angeles Galaxy en el año 2018 para disputar la MLS parecía un retiro dorado para un futbolista que había asombrado al viejo continente durante 19 temporadas consecutivas. Sin embargo, su regreso al AC Milan en enero de 2019 ha acabado por demostrar que Ibra tenía todavía un nivel muy por encima de la media de la liga americana. Ibra, al borde de los 40, es una estrella que ha sido capaz de cambiar el errático rumbo del AC Milan en las últimas campañas y devolver a los rossoneri a la pelea por los títulos.

Cuando Ibra volvió a Milán, hace ya un año, todos pensaban que era la enésima operación del club milanés en la que ficha a una vieja gloria, ya de vuelta del fútbol, que a través de un rendimiento flojo engordará su cuenta bancaria. Llegaba a un AC Milan que acababa de ser humillado por el Atalanta con una manita y que marchaba de 11º en la Serie A, acostumbrado ya a sufrir para colarse en la Europa League. Poco después el sueco marcaba un tanto contra el Cagliari y lograba el hito de haber anotado en cuatro décadas distintas. Entonces diría a la prensa: “Si llego a fichar por el Milan a comienzo de temporada ganaríamos la Liga”. Nadie se lo tomó en serio. Solo era una salida de tono más de Zlatan, al que su personaje ha devorado ya hace años cada vez que se pone delante de un micrófono. Sin embargo, su segunda vuelta de la temporada dejaba entrever que el sueco no iba de farol, y que no venía a pasearse por San Siro. Hasta 11 goles y 5 asistencias anotó hasta final de temporada con el AC Milan, atrayendo haca sí unos focos que en el Calcio estaban solo reservados para Cristiano Ronaldo desde su llegada a la Juventus. Pero lo mejor estaba todavía por llegar.

Esta temporada Ibra arrancó como una bestia. Capitalizando todo el juego ofensivo del AC Milan y promediando un rendimiento goleador increíble para una persona con tanta carga en sus piernas. Sus lesiones son más constantes y sus recuperaciones se retrasan más que antes, pero siempre vuelve al campo para destrozar porterías rivales. Y se encarga de recordarlo dejando para los aficionados la frase “Zlatan is back”.

En estos momentos la estrella sueca suma 16 goles en los 17 encuentros que ha disputado esta temporada. De ellos, hasta 14 tantos los ha facturado en Serie A contribuyendo a que el AC Milan llegase al mes de febrero encabezando la clasificación por primera vez en muchos años. Es difícil que se lleve el Scudetto porque, aunque la Juventus de Andrea Pirlo no acaba de superar su irregularidad esta campaña, lo cierto es que el Inter de Milán parece tener mucha más pólvora en su plantilla que unos rossoneri que dependen en exceso de una estrella tan veterana como Ibra. De todas formas, los todavía líderes no parecen flaquear y a buen seguro que pelearán por el campeonato hasta el final. Es más, a fecha de hoy el AC Milan apenas ha cedido 3 derrotas y 4 empates en los 22 encuentros que van de temporada.

Con su doblete ante el Crotone, Ibra superó los 500 goles a nivel de clubes. A buen seguro que en los despachos del Manchester United se están golpeando la cabeza contra una pared por haberlo dado como amortizado tras una lesión y mandarlo al otro lado del charco. No se esperaban que volviese a recuperar tal nivel como delantero centro. Es más, ni siquiera su agilidad se ha visto mermada y esta temporada ya ha dejado alguna asistencia de esas en las que levanta el pie hasta alturas imposibles para el que no sea gimnasta olímpico.

A diferencia de su dilatado paso por el PSG, cuando dominaba toda la liga francesa y bajaba en muchas ocasiones a armar los ataques parisinos, Zlatan ha optado ahora por el pragmatismo, disputando todos sus encuentros como delantero de referencia y arropado por el turco Hakan Calhanoglu desde la mediapunta. El otomano ha recuperado también la versión que se intuía cuando irrumpió en el fútbol profesional, con un toque exquisito tanto para los pases interiores como para los lanzamientos de falta.

Rodeado de juventud

En el 4-2-3-1 con el que Stefano Pioli afronta sin discusión todos sus encuentros, destaca la pareja de centrocampistas: Tonali se ha destapado como el organizador italiano del futuro y Kessié, con sus llegadas, demuestra un gran olfato goleador. Por las bandas, a Ibra lo flanquean Rebic desde la izquierda y el belga Alexis Saelemaekers desde la derecha. Un club que era un cementerio de elefantes ha logrado renovarse tras años de travesía por el desierto y ha rodeado a Ibra de talento joven. De hecho, la gran pega del enorme rendimiento del espigado sueco está en que frena la progresión del portugués Rafael Leao, que suele ser la segunda opción por la izquierda cuando falla Rebic pero que, durante los periodos de lesiones de Zlatan, actuando como delantero centro, se está revelando como una sensación de la presente Serie A. No en vano el luso ya lleva 5 tantos anotados. Otra explicación de las cifras de Ibra está en los grandes centros del exmadridista Theo Hernández, que como lateral izquierdo se incorpora con acierto al ataque varias veces cada partido.

El tramo final de la Serie A promete emociones fuertes, con duelos individuales entre goleadores como Ibra, Cristiano y Romelu Lukaku y con los tres grandes de Italia peleando por el título. Nunca en la última década la Juventus estuvo tan cerca de perder su hegemonía, y una parte muy grande este nuevo y abierto escenario hay que agradecérselo a un futbolista cuarentón.