Por tercera vez en las últimas cuatro temporadas el Barça volvió a arrebatar una Copa del Rey al Real Madrid, aunque en esta ocasión sin apreturas finales ni polémicas arbitrales, porque fue muy superior a un rival atenazado.

Los azulgranas, olvidado el susto de su debut y sin síntomas de cansancio, fueron de menos a más en un torneo en el que ya suman 26 Copas y amenazan el dominio de su eterno rival, que se queda con 28. El proyecto de Jasikevicius ya tiene su primer título en el bolsillo.

Pareció arrancar mejor a la final el equipo de Laso de la mano de Alberto Abalde, pero esa sensación le duró muy poco porque los azulgranas reaccionaron de inmediato de la mano de Nikola Mirotic, que empezaba a producir en ataque y dio las primeras ventajas a los suyos.

Llegó entonces la desconexión blanca, que le tuvo fuera de juego durante casi cinco minutos, en los que se pasó del 7-4 al 7-18 tras un parcial de 14-0. Los tiros no entraban y perdían claramente la batalla en el rebote y se veían asfixiados por la defensa de un conjunto catalán dueño y señor (11-20).

Con solo tres canastas de dos puntos en su haber (33%) y un solo triple de los siete intentados en esos diez minutos (14%), los actuales campeones de veían obligados a las primeras de cambio a reaccionar, como les ocurrió en semifinales frente al Lenovo Tenerife.

Lo hicieron tímidamente, con un 5-0 de salida en la reanudación, pero ahí quedó su amago de remontada porque, además de jugar con un par de marchas menos, su oponente andaba mucho más fino, con un Cory Higgins en la buena línea de los partidos anteriores.

Los de Jasikevicius seguían a lo suyo, cumpliendo con su plan de partido, ante la mala tarde de los artilleros rivales. Pablo Laso movió el banquillo en busca de soluciones pero de nada sirvió, porque tras encajar 32 puntos en el segundo cuarto, se llegó al descanso con un claro 31-52 a favor de los visitantes.

Un 2+1 de Higgins en la primera jugada de la segunda parte agravó la situación para los intereses madridistas, que no encontraban el camino del aro y seguían acumulando errores. Al menos su defensa empezó a carburar como acostumbra y a recuperar balones y Sergio Llull empezó a producir y a asistir a un Walter Tavares hasta entonces desaparecido. Al Barça le entraron las dudas al ver que su colchón se quedaba en 16 puntos, pero Álex Abrines, desde el perímetro, devolvió la tranquilidad a su equipo.

Llegaron entonces dos triples seguidos de Llull y Causeur que apretaron algo la final (50-63, min 28). Al menos su actitud atrás era otra, hasta que un esprint final del Barça dejó el choque encarrilado (50-69, min 30).

El intercambio de golpes de los últimos diez minutos resultó estéril para un Real Madrid que, aunque minimizó daños desde el triple y llegó a ponerse once abajo, acabó cediendo su corona ante un Barça mucho más compacto, que ya amenaza seriamente el dominio blanco en el palmarés del torneo.

“Nos queda mucho camino por recorrer”

Sarunas Jasikevicius, entrenador del Barça, consideró que su primer título en el banquillo supone “una alegría” para todos los culés y para el proyecto, porque son conscientes de que el club “está pasando por un momento difícil” “Está muy bien ganar, esta es una semana para disfrutar, pero esto no se acaba aquí, hay que meterse enseguida en dinámica de partidos de Euroliga y seguir mejorando y aprendiendo”, resumió. A su juicio, este título es “muy importante” si bien insistió en que a partir de ahora les toca “trabajar más y seguir” ya que están en un proceso y les queda “mucho camino por recorrer, aunque esta noche es para disfrutar”. Destacó el hecho de que estén consiguiendo “una buena química” en le vestuario y que “nadie esté por encima del equipo”. “Todos tienen que trabajar y sacrificarse lo mismo y tenemos que ganar todos juntos, esto no es tenis o golf, es baloncesto, y nos necesitamos unos a otros, no creo mucho en el cambio de ciclos en clubes como el Barça o Madrid, porque aquí tienes que ganar siempre”, concluyó.

“Hay que darle todo el mérito al rival”

Pablo Laso admitió que su equipo “debe mejorar” si quiere competir al más alto nivel. “Hicimos un trabajo magnífico el jueves contra el Valencia y un gran trabajo ante el Tenerife y hoy contra el Barça no ha podido ser, y hay que darle todo el mérito al rival. Obviamente tenemos problemas físicos, pero espero que el equipo sea capaz de recuperarse”, dijo en rueda de prensa. Explicó que su equipo empezó bien el partido, sabiendo lo que quería. “Luego tuvimos tiros muy claros que no metimos y ellos han cogido mucha ventaja en carrera y han abierto el marcador”, resumió. “Nuestro segundo tiempo ha sido de lucha contra una diferencia muy grande y en ningún momento tuvimos la sensación de que podíamos volver al partido, no terminábamos de engancharnos, sobre todo en el marcador”, continuó Laso. Al menos, destacó que en el segundo tiempo sus jugadores transmitieron “otra energía” y fueron capaces “de luchar hasta el final”.

Diecinueve años sin que gane el anfitrión

El triunfo del Barça prolonga un año más la maldición del anfitrión, por la que ningún equipo organizador ha podido ganar el torneo en las últimas diecinueve ediciones. En la era ACB, solo han levantado el título ante su afición el CAI Zaragoza en 1984 y el TAU Cerámica en 2002. Desde entonces, ninguno de los clubes que jugaba en casa ha sido capaz de lograrlo. El Real Madrid ha sido víctima de esta tradición en cuatro ocasiones, ya que no pudo ganar las ediciones jugadas en el WiZink Center en 2009, 2011 y 2019 y le ha vuelto a ocurrir en 2021. En estos tres últimos casos, su verdugo en la final fue el Barça.

Cory Higgins, nombrado MVP de la final

“Somos una familia desde el primer día que llegó el nuevo entrenador. Esta temporada ha sido un proceso desde las primera semanas y ese proceso todavía continúa. Este título nos va a ayudar, pero solo es el principio. Es un paso más y debemos continuar trabajando”, explicó Cory Higgins. Además, restó importancia a su reconocimiento como jugador más valioso tras anotar 20 puntos en la final. “Para mí lo único importante son los títulos colectivos. Sin el trabajo de mis compañeros y de todo el equipo técnico no lo hubiera conseguido. Este MVP no significa mucho para mí, lo que importa es el equipo”, finalizó el americano.