Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El gol de Ferreyra contra el Atlético, el más caro del mundo

El responsable de la administración La Alameda posa con la cuantía del premio, en una foto colgada en su cuenta de Facebook. FdV

El cronómetro avanza en el Atlético-Celta, lentamente o galopando según se entienda el 2-1 del marcador. Los celestes se estrellan con impotencia contra la tupida malla que Simeone ha tejido tras voltear el gol inicial de Santi Mina. Los ataques, de hecho, se diluyen mucho antes del área colchonera, como tantos otros rivales tantas otras veces. Huele a condena inapelable. Pero entonces, casi consumido el minuto 89, Aspas filtra un pase, Solari cruza otro y el balón, escurriéndose entre Oblak y Savic, acaba empujado por Ferreyra a las mallas. Once jugadores se abrazan. Cuerpo técnico y suplentes festejan. Miles de celtistas aprietan el puño, aliviados en sus casas. Menos 22, que no habrán podido evitar una mueca de amargura. Porque por el desagüe de esos centímetros y esos segundos se les han escapado casi cuatro millones de euros.

La administración de Lotería número 34 de Vigo, conocida como La Alameda por su ubicación, selló en la última jornada un boleto de 14 aciertos, lo que supone un premio de 180.562 euros. Dinero que se incrementa hasta los 212.000 euros gracias a los acumulados de 13, 12, 11 y 10 aciertos. Solo otras tres quinielas, selladas en Madrid, Cádiz y Ciudad Real, alcanzaron semejante nivel. Ninguna logró el pleno al 15, que daba acceso a un bote de 3,8 millones de euros. Se hubiera tenido que repartir entre aquellas de esas cuatro que adivinasen el resultado exacto del Atlético-Celta, en el último partido de la jornada disputado el lunes. En la quiniela sellada en La Alameda figuraba un 2-1.

La quiniela pertenece a un colectivo que se formó con “clientes, amigos y conocidos” de los responsables de la propia administración, según revela uno de sus empleados, José Luis. Una forma de incentivar la participación. La peña funciona desde hace año y medio. Sellan cada semana una quiniela de 144 apuestas, con tres triples y seis dobles. Para financiarla se divide en 24 participaciones de seis euros costeadas por 22 personas (hay dos cuotas dobles). Cada jornada un miembro diferente se encarga de pronosticar los resultados.

Aunque no disponen de un grupo común en redes sociales, la mayoría de los peñistas sabían que una fortuna estaba en juego en el Atlético-Celta. “Como adivinar el resultado del pleno es difícil, normalmente no pasa nada. Pero iban justo 2-1, el que nos valía, y ya se estaba acabando el partido...”. Los mensajes volaban cargados de emoción y nerviosismo. Hasta el empate de Ferreyra. “A todos nos alegra siempre que marque el Celta. Pero ese día no. Fue frustrante”, admite José Luis incluyéndose en la decepción, pues no existe mejor reclamo para una oficina de Lotería que repartir semejante premio.

“Lo de perder tanto dinero por un gol pasará en cada jornada. La paradoja es que le haya sucedido a alguien con el equipo de su ciudad, de sus amores”, reflexiona José Luis, que no aprecia ninguna contradicción en jugársela por un resultado desfavorable del Celta. “No hay que apostar con el corazón, sino con la cabeza. El 2-1 parecía un resultado apropiado”. De hecho, el encargado de decidir la quiniela la semana pasada tiene fama de buen analista. Su rendimiento lo atestigua.

Los cuatro millones acariciados se han quedado en esos 180.000 euros: 7.500 por participación, sin contar los añadidos menores, que hubieran podido ser más de 150.000 si Ferreyra hubiera llegado una milésima más tarde al pase de Solari. José Luis asegura, sin embargo, que impera la satisfacción: “Siempre hay resultados ajustados que cambian en el último momento y goles así que en otros partidos favorecieron. La gente, al final, está contenta y muy motivada para seguir jugando”.

Una historia de cortometraje

De Lira y Blanco, en el cortometraje “Temporada 92-93”.

Realidad y ficción se imitan. Ya hubo celtistas divididos entre el amor y la quiniela: los personajes interpretados por Miguel de Lira y Carlos Blanco en el cortometraje “Temporada 92-93”, del director vigués Alejandro Marzoa, que le quiso dedicar al club celeste su trabajo de fin de carrera. Angustia y humor se entretejen en los diez minutos de la trama. El Celta se juega la permanencia ante el Sporting en la última jornada. Rafa y Jandro tienen una fiesta campestre por el cumpleaños de uno de sus hijos. No han podido acudir a Balaídos. Siguen el partido a través del transistor. El Celta va perdiendo y sufre una expulsión. Está virtualmente descendido. Rafa descubre que ese resultado les supone un premio millonario en la quiniela que ambos comparten. Jandro se enfada con su amigo por haber marcado el 2 en la casilla del Celta. Ambos discuten, Jandro amenaza con romper el boleto, el locutor anuncia que Gudelj ha encarado la portería del Sporting y.... Si la trama tiene final feliz o triste queda al criterio del espectador. El cortometraje sí tuvo un desenlace exitoso: fue seleccionado en 19 festivales y recabó una decena de premios. Excelente botín para un partido que nunca existió.

Compartir el artículo

stats