Perdido el primer título de la temporada, la Supercopa de España, el Barça se asoma hoy a otra final, camuflada, eso sí, bajo el epígrafe de los cuartos de la Copa del Rey ante el Granada. El torneo “más corto”, como recuerda Koeman desde hace una semana, “para ganar algo”. Necesitan los azulgranas derrotar al equipo andaluz esta noche para seguir avanzando en esa ruta para festejar algo. Ruta mucho más sencilla que la Liga (el Atlético está 10 puntos por delante y un partido menos) y que la inminente Champions, donde el Paris SG de Neymar y Mbappé son una temible amenaza (llegan el 16 al Camp Nou) para un Barça decadente. Tan decadente que no tiene todavía presidente, algo que resulta esencial para el día a día -no han llegado fichajes de invierno- y es fundamental para el futuro.

Koeman vale para todo. Primero, para entrenar. Su principal función. Para eso lo fichó Bartomeu, desesperado como estaba tras el fracaso en el despido de Valverde, a mitad de temporada, y la desastrosa elección de Setién, que acabó en el trágico 2-8 de Lisboa. Ejerce, también, de portavoz en un club que no tiene discurso ni relato alguno. Está tan agujereado que en apenas 48 horas se han filtrado dos documentos: el informe de la secretaría técnica para avalar el frustrado fichaje de Eric García y el contrato de Messi, su estrella y faro, expuesto a ojos del mundo.

Koeman sabía donde venía. Lo que no intuía, quizá, es que la tremenda situación de debilidad que estrangula al Barça. Ha estado más tiempo sin presidente (lleva hoy justamente 100 días) que con Bartomeu (apenas coincidieron 70). “¿Portavoz? No me importa serlo, pero necesitamos un presidente. Un club como el Barcelona no puede ser que no tenga presidente. Vamos a ver quién será, sobre todo para planificar el futuro de este gran club”, subrayó el técnico. El excelente conocimiento que posee del Barça le ha permitido ir sorteando todo tipo de dificultades. Incluso de aquellas procedentes del “intorno”, como lo calificó en su día Txiki Begiristain, secretario técnico con Laporta (2003-10). “Siempre hay gente de fuera que tiene amigos dentro, pero yo, como entrenador, voy a defender a mis jugadores y al club de filtraciones como las de Messi. Como ya dije el otro día, está hecha con mala intención”, afirmó todavía con tono airado.

El contrato de Messi le obligaba a aprender catalán

El diario El Mundo sigue desvelando más detalles del contrato de Leo Messi, el más grande de la historia del deporte. Este martes, el periódico madrileño desvelaba en exclusiva nuevas cláusulas dentro del contrato que tiene el argentino.El Barcelona, según El Mundo, exige a Lionel Messi, a cambio de firmar el mayor contrato de la historia del deporte, “integrarse en la sociedad y la cultura catalana”. En el articulado de la primera cláusula (1.2.7) del documento que firmaron ambas partes en noviembre de 2017, por una cifra potencial de 555.237.619 euros en cuatro temporadas, el club que presidía Josep Maria Bartomeu impone al futbolista argentino “realizar los máximos esfuerzos por integrarse en la sociedad catalana”. El Barça, por su parte, ponía todos los medios para mejorar el catalán de su jugador. Esa exigencia estaba a la misma altura que “adoptar una conducta personal y un ritmo de vida adecuados” o no incurrir en dopaje. La aceptó Leo pero se blindó en caso de que Cataluña se independizara (en ese caso quedaría libre. Además, los partidos de la Copa Catalunya no figuraban como oficiales por lo que no contaban para computar. Estas eran algunas de las cláusulas más llamativas del contrato de Messi que sigue desvelando El Mundo. Por otro lado, Ronald Koeman repasó la actualidad del Barcelona en una entrevista con The Athletic. El técnico explicó su punto de vista sobre el futuro de Messi: “Estoy disfrutando siendo su entrenador, si miras sus cualidades todos los días en los entrenamientos, es increíble. Todavía no veo a Leo Messi con otra camiseta que no sea la del Barça”, dice. Sin embargo, Koeman no tiene del todo clara la continuidad del argentino: “No estoy seguro, pero tengo esperanzas”.