– ¿Puedo volver a entrenar con vosotros una vez a la semana?

–Cuando quieras.

Así recrean Berni Costas y el entrenador del Iberconsa Amfiv, César Iglesias, la conversación que inició el año pasado un retorno de su histórico capitán que ahora se concreta. Se lo pide el vicio del baloncesto y se lo reclama la delicada situación del club al que ama. Costas, que se retiró en mayo de 2017, ya está doblando sesiones y disputará los partidos de casa. Su reestreno se producirá este sábado, en Bouzas, ante el Amivel: a los 41 años recién cumplidos, 25 después de haberse enrolado por vez primera en la escuadra viguesa.

Berni, a quien un mal tratamiento médico le agravó las secuelas de la poliomielitis, fue un niño bravo que jugaba al fútbol de portero sosteniéndose sobre las muletas. Pablo Beiro le descubrió la pasión de la canasta cuando tenía 16 años y lo reclutó, como a tantos. A aquella epifanía le seguirían dos décadas al más alto nivel, siempre en el Amfiv salvo un paréntesis de cuatro temporadas en el Barça. Como internacional, alcanzó su cumbre disputando los Juegos de Londres 2012. El colofón lo puso con la camiseta del Amfiv el 30 de abril de 2017. Ese día, habiendo anunciado a la directiva meses atrás su retirada a la conclusión de la campaña, alzaba en Navia el trofeo de la Challenge Cup; el primer y anhelado título, dedicado a la memoria de un Beiro que había fallecido en febrero de 2015.

“Cuando lo dejé, no pensaba volver”, admite. Las exigencias del trabajo, los largos viajes ausentándose de la familia, los sacrificios exigidos al cuerpo... “Necesitaba parar a nivel personal. Pero siempre tienes ese gusanillo de coger el balón. Me he pasado toda la vida jugando y lo echaba de menos”. Además la desaparición del filial, donde se mezclaban veteranos y promesas, le había dejado sin el lenitivo planeado. Así que de vez en cuando Berni se iba al pabellón más cercano a su casa a echar unos tiros. “Supongo que la cabra tira al monte, como decía mi abuela”, resume.

Sintiéndose en buen tono, con la frescura mental restablecida, finalmente se decidió a dar o desandar sus pasos. “El año pasado comenté con el Amfiv si podía entrenar y me respondieron que OK, sin problema. Siempre he tenido las puertas abiertas. Me dijeron que fuera cuando quisiera”, agradece. “Iba un día a la semana por curarme el mono”.

Prendida la mecha, posiblemente ya resultase inevitable que el antiguo fuego crepitase. “Al inicio de esta temporada ya comencé a ir a dos entrenamientos por semana. Querría machacarme más físicamente. Tal y como estaba el equipo montado, les iba a venir bien. Luego surgió la idea de jugar”.

Porque al Iberconsa no le sobran precisamente efectivos. Aunque de plantilla corta por costumbre y necesidad, el club solía edificar sus proyectos sobre un núcleo de jugadores de la casa que había ido disminuyendo en los últimos años con la marcha de Vicki Alonso o las retiradas de Alberto Abalde, Santi Comesaña, Lorenzo Envó y el propio Berni. Los fichajes, Iván Gómez y Fabián Romo, entre limitaciones presupuestarias y engorros burocráticos, se incorporaron tarde. César Iglesias trabajó durante muchas semanas solo con Agustín Alejos, Shelley Cronau, Julio Vilas, Sam Mack, Lewis Edwards y Franco Alessandrini, sin posibilidad de ensayar cinco contra cinco aunque sumase algún canterano. El COVID, además, siempre planea con su amenaza de confinamientos. Así que el ofrecimiento de Berni ha traído luz.

A la intensificación del ritmo le han seguido leves problemas, consecuencias de desoxidarse, que ha superado. “Me lo paso guay, he vuelto a coger sensaciones”, describe, si bien reconoce que faltan exámenes más fiables sobre su posible rendimiento. “Al final los cinco para cinco han sido muy pocos. Me pilló un poco el parón de Navidad. No sabría decir cómo estoy de rendimiento competitivo. Hasta que no esté en pista... Me encuentro bien, los entrenos me están saliendo. Pero la competición es otra cosa”.

A Berni no le preocupa empañar aquel final perfecto en Navia, vestido de gloria. Dejó una escuadra que tuteaba a los grandes y regresa a otra que pelea por la permanencia. “Es un tema económico. Tienes que montar un equipo desde la cantera pero te estás quedando sin jugadores. Las escuelas son una apuesta muy buena, pero es a largo plazo. Tienes que tener al equipo en la élite para mantener el grupo y sacar jugadores desde abajo”, analiza el gondomareño. “Al final lo de la Challenge queda ahí. Pueden venir épocas mejores o peores. Si puedes aportar un granito de arena al club que te dio tanto, debes hacerlo aunque serán pequeñas aportaciones. Tampoco voy a estar al nivel de cuando lo dejé. No cuento con tener tantos minutos. Es simplemente ayudar a que el equipo por lo menos respire un poco en casa”.

Berni se reunirá con Alejos, Cronau y especialmente con Julio Vilas, el socio joven en el prolífico dueto que formaron durante la recta final de la carrera de Berni. César Iglesias empleaba a estos dos veloces puntos medios saliendo desde el banquillo para mortificar a los adversarios. Al Relámpago de Vincios, aunque se puede haber reducido su kilometraje por hora, le quedan golpes por asestar. “Al final el grupo es muy joven, con jugadores asentados y otros con mucha proyección. Tienen muchas ganas de hacerlo bien y están trabajando todo el rato pese a este COVID que nos está rompiendo a todos: arrancas, paras, ahora hay entrenos, ahora no, los horarios.... Es un ascensor. Pero el grupo es fenomenal. Y yo me he vuelto a divertir entrenando”.

“Hay personas que nunca quieres que se vayan de tu lado, no sólo por su calidad para hacer algo, sino por su calidad humana”, explica César Iglesias. “Cuando Berni decidió que era hora de dejarlo con el título de la Challenge como broche, todos lo respetamos aun sabiendo que podía aportar muchas cosas al equipo. Sabíamos que necesitaba un break mental y personal. Compatibilizar una liga cada vez con más jugadores profesionales y un trabajo de ocho horas al día exige renunciar a demasiadas cosas. Pasado un par de años de desconexión pregunta si puede venir de vez en cuando a entrenar por matar el gusanillo. a lo que no podíamos tener otra respuesta que cuando quiera”.

Actitud, velocidad, mano

La reaparición de Costas repercute especialmente en la energía vital de la plantilla. “Berni es un jugador especial, siempre un ánimo a quien sea, siempre una sonrisa, siempre multiplica con su actitud”. Pero César no desprecia lo que todavía puede aportar dentro de la cancha, pese a las tres temporadas y media de parón. “A esto le sumas su capacidad para pasar, su buena mano. Conserva unas buenas condiciones físicas que no le han hecho perder mucha velocidad. Es un jugador que en las circunstancias actuales nos va a ayudar a darle un poco de experiencia a una plantilla con mucha cara joven. Nosotros estamos encantados por que el eterno capitán vuelva aunque sea sólo a tiempo parcial compatibilizándolo con su trabajo. Tener a personas que pueden transmitir mejor que nadie lo que es el club ayudará a los que son nuevos”.

“De tu familia, para ti. Gracias, Pablo”, había pintado Berni sobre la camiseta que se puso para la ceremonia de clausura de la Challenge. Recogió la copa y apuntó al cielo. ¿Qué le diría Beiro, su mentor, de este regreso? “Pablo seguramente me habría dicho que no tenía que haberme retirado todavía y me habría dado una colleja. Me apoyaría porque siempre me apoyó en todas las decisiones que tomé. La verdad es que iba a estar ahí. De hecho sigue estando ahí”.