Son colistas, con un punto, pero no han perdido la fe en la salvación. No al menos una de las “veteranas” de esta temporada en el Valladares, Mónica Rodríguez, “Moni”, que confía en que el equipo seguirá luchando por salvar la categoría, por muy difícil que parezca el reto.

Está siendo una temporada convulsa en la escuadra de A Gándara, después de que se fuera el grueso de la plantilla del pasado año, de la llegada de un nuevo técnico, Jacobo Lorenzo (relevado por Óscar Alonso tras el parón navideño) y de un inicio complejo marcado por la situación sanitaria. Demasiado en contra. “Hay muchas jugadoras que no tenían experiencia en la categoría nacional y estamos todavía en fase de adaptación”, explica la jugadora, que lleva ya cinco temporadas en el club. Empezó en el Pereiró y pasó por El Olivo antes de recalar en su actual destino. “Tener un equipo renovado hace que no te coordines igual con las compañeras a la hora de jugar. y eso se refleja en los resultados. Se nota que es un equipo renovado y que no nos conocemos. En otra categoría se podría solventar mejor, pero en Nacional ya hay mucha gente con mucha base y muchos equipos tienen economías más altas y tienen objetivos de luchar por el ascenso. Nosotras, entre el cambio del entrenador, y ahora otra vez, no nos damos conjuntado”, se lamenta.

Ese último cambio en el banquillo reconoce que les sorprendió. “Creemos que la culpa tampoco ha sido del entrenador que teníamos antes, también es responsabilidad de la plantilla, porque la experiencia en Nacional ayuda mucho. Ahora la mayoría venimos de la Liga Gallega y dar un paso a Nacional es completamente diferente”, subraya.

Mónica apostó en su día por el fútbol, dejando el atletismo (hacía velocidad y formaba parte del Comesaña Sporting Club), pese a las reticencias de sus padres. “Un amigo en el instituto me dijo que iban a hacer un equipo femenino y que me animara a probar. Fui y no se lo dije a mis padres. Al principio les echaba un poco para atrás que hiciera fútbol”, prosigue. Después de mucho insistir llegó a formar parte del bloque que logró el ascenso del Valladares a la Primera Nacional en 2018, con Gabi Couñago como técnico. “A día de hoy están muy contentos, me vienen a ver a todos los partidos que pueden y me apoyan mucho”, festeja. Después bajó al equipo B para intentar ayudar al filial tras su formación. Ahora está de nuevo en el primer equipo, con 24 años. “Cuando me dijeron de volver al primer equipo no lo dudé, por intentar sacar esto adelante como podamos”, explica.

Reconoce que están “sufriendo bastante” porque “nos quedan ocho partidos y solo llevamos un punto y los rivales se van alejando poco a poco”. “Cada vez lo vemos un poco más difícil, aunque tenemos esperanza de salvarnos, pero estamos concienciadas de que el descenso es algo que puede pasar. No queremos hacernos falsas ilusiones tampoco porque vamos mal”, asume. La premisa será “seguir trabajando, seguir apostando por las jugadoras que hay y mejorar en todos los aspectos”.

A partir de ahora estarán dirigidas por Óscar Alonso, al que la extremo izquierda ya conoce de su etapa en el equipo B. “Nos quedan ocho finales y vamos a demostrar lo que entrenamos y a apoyarnos unas a otras para sacar esto adelante. Nuestro objetivo es no descender”, dice consciente de la situación. Este domingo visitan al Victoria FC (12.00) en la primera de esas ocho finales que tienen por delante.