La selección española femenina de balonmano se despidió de cualquier posibilidad matemática de poder pelear por las medallas en el Europeo de Dinamarca, tras caer este jueves por 26-25 ante Francia, en un choque en el que las “Guerreras” no pudieron culminar la remontada que protagonizaron en las segunda parte.

Una reacción que vino en gran parte propiciada por el exceso de relajación en el que cayó en los segundos treinta minutos el conjunto francés, que pensando en el trascendental choque que disputará mañana ante Rusia, dio por concluido el choque antes de tiempo.

Circunstancia que no desaprovecharon las “Guerreras”, que llegaron a perder hasta por siete goles (18-11) para situarse a tan sólo un tanto (21-20) a diez minutos para la conclusión.

Pero si la gran mayoría de las jugadoras galas parecieron desconectarse del encuentro prematuramente, quien nunca lo hizo fue la guardameta Amandine Leynaud, que con sus paradas impidó finalmente el milagro español.

Consciente de la superioridad física del conjunto francés, el preparador español Carlos Viver no dudó en alinear de inicio a la jovencísima Lysa Tchaptchet en busca de paliar el déficit de kilos y centímetros.

Pero el problema de España no era una simple cuestión antropométrica, ya que las “Guerrreras” se vieron desbordadas en todo momento por la intensidad defensiva de sus rivales.

Una circunstancia que no sólo impidió a España dotar de la menor fluidez a su juego ofensivo, sino que propició un sinfín de pérdidas de balón, que permitieron a Francia comenzar a abrir una peligrosa brecha (5-2) en el marcador.

Pero ni aun así se rindieron las de Carlos Viver, que en el momento que comenzaron a limitar las pérdidas de balón, pudieron acercarse en el tanteador.

Si en los diez minutos de juego España se disparó hasta las cinco pérdidas de balón, en los siguientes nueve no concedió ninguna, posibilitando la remontada del conjunto español que se situó a tan sólo un tanto (8-7) de las francesas.

Y es que en el momento que las “Guerreras” dejaron de “regalar” balones en ataque, la defensa española pudo comenzar a controlar el ataque de un equipo francés, que pese a los latigazos de Kalidiatou Niakate, siempre se mostró mucho más cómodo cuando pudo llegar al área española en su segunda oleada de contraataque.

Tal y como ocurrió en los diez minutos finales de la primera mitad, en los que España volvió a multiplicar sus errores ofensivos. Un hecho que posibilitó el despegue definitivo del equipo francés, que se marchó al descanso con una renta de seis goles (16-10), que obligaba a España a una auténtica gesta en la segunda mitad si quería seguir viva en la lucha por acceder a las semifinales.

Pero a diferencia de lo ocurrido en la última jornada ante la República Checa, ante quien logró remontar una desventaja de seis tantos, esta vez la selección española no pudo obrar el milagro.

Y eso que Francia, que llegó a contar hasta con una máxima ventaja de hasta siete tantos (18-11), a punto estuvo de pagar el exceso de relajación en el que cayó en la segunda parte.

Convencidas del triunfo y pensando ya en el trascendental partido que en menos de 24 horas disputará ante Rusia, Francia pareció dimitir del encuentro.

Un panorama que no desaprovechó España, liderada por la tripleta formada por la central Silvia Arderuis, la lateral Carmen Campos y la pivote Kaba Gassama, para lograr lo impensable situarse a tan sólo (21-20) a diez minutos para la conclusión. Tiempo en el que irrumpió imponente la figura de a guardameta francesa Amadine Leynaud, que con sus paradas en los minutos finales privó a España de cualquier posibilidad.