Juan de Dios Román, entrenador, dirigente, comentarista y maestro, tuvo en Galicia discípulos y hogares. Las Rías Baixas fueron destino recurrente. Para muchos no se ha muerto solo el ídolo, sino sobre todo el amigo. Es al que lloran.

También fue adversario, naturalmente. Su primer gran enfrentamiento contra un equipo gallego se produjo en 1970. El Octavio dirimió con el Chamartín de Juan de Dios el ascenso a Primera Nacional. Los madrileños eran favoritos. Se impusieron los académicos. Como muchos de los vigueses también habían jugado al baloncesto, defendieron al hombre a toda cancha. Nunca incorporó Juan de Dios aquel delirio táctico a su libreto.

“Juan de Dios y Bárcenas modernizaron el balonmano español. Le dieron estructura y un estilo que sigue siendo referente”, destaca Víctor García “Pillo”, que resume la trayectoria de Román en tres facetas (“no lo vi jugar”, aclara): “Como entrenador mostraba un carácter fuerte. Era muy competitivo, implacable con los rivales y con sus propios jugadores. Fue el primero que opuso resistencia al balonmano catalán. Ir a Magariños en su época era complicado. Como profesor e investigador escribió innumerables libros de los que todos bebimos, igual que de sus cursos como profesor de INEF y en la Escuela Nacional de Entrenadores. Es la faceta que más le gustaba. Era muy pedagógico, incluso ya en la selección o con el Ciudad Real. Su carácter se había ido modulando. La etapa de dirigente fue en la que menos feliz se sintió”.

Pillo sufrió a aquel entrenador joven que quería ganar “siempre, por lo legal y lo ilegal”. El pontevedrés militó en el Calpisa alicantino que perdió una final de Copa con el Atlético en A Coruña y ganó otra al año siguiente en Girona. Matiza: “Cuando se acababa el partido Juan de Dios era un caballero. Tras perder la segunda final vino a nuestra comida”.

Pillo pudo después conocerlo en la intimidad. “Era un enamorado de Galicia. Tenía el campus en O Grove y cada verano o cada dos veranos echaba unos días en Cangas”. Reconoce Pillo que nunca pudo sacudirse el respeto reverencial en su presencia: “Aunque él no quisiera, los demás estábamos achicados”. Y destaca: “Ha sido el único presidente de la Federación Española, estando Pérez Ouro en la Gallega, que ha valorado nuestro balonmano en su justa medida. No siempre se ha visto reflejado en términos administrativos que seamos la segunda comunidad con más licencias”.

Precisamente José Luis Pérez Ouro ha sido, junto a otros como Antonio Plaza y Manolo Camiña, miembro permanente de la pandilla de Juan de Dios. “Llevo varios días perdido. Noto que me falta”, admite el ex mandatario federativo. “Me salen recuerdos por doquier. Me hundo, me levanto”. Enlaza historias que retratan la autoridad de Juan de Dios “En un stage de Madrid había que estar en la sala a las nueve de la mañana. Yo me había quedado dormido. Vino a avisar un compañero que Juan de Dios había dicho: “Si entra el ‘rubio’ en la sala, yo me voy”. Entré y no me echó, pero no se me volvió a ocurrir hacerlo. En Magariños una vez se subió a la mesa... Tantas anécdotas”.

“Por encima de todo era un estudioso, un profundo conocer de nuestro juego y una voz autorizadísima siempre”, enumera Quique Domínguez. “Se ocupó durante más de cincuenta años de profundizar, divulgar y enseñar el balonmano. Se convirtió en un maestro para la inmensa mayoría de los entrenadores y árbitros, siempre también como referencia en la evolución de las reglas de juego. Yo lo tuve como profesor en la Escuela Nacional, en cursos y clinics. Destacaría su amor profundo por el balonmano. Era una enciclopedia andante. Es un pérdida irreparable”.

Y eso que como rivales tuvieron sus fricciones. Dirigiendo al Octavio en su vuelta a Asobal, Quique planteó una táctica arriesgada contra el Ciudad Real. Apostó por una defensa diferente, muy abierta. “Durante todo el partido les hicimos estar muy incómodos. Se llevaron un susto grande”, recuerda el pontevedrés de aquel partido de la temporada 2003-2004. Solo al final la escuadra manchega pudo despegarse lo justo para ganar. Ante la prensa, Juan de Dios se quejaría de que Quique hubiese arengado al público del Central. “No le gustó y a mí no me gustó que lo dijese. Yo no había hecho nada antideportivo”.

No quedó resquemor. Años más tarde, con Juan de Dios ya como dirigente en el Ciudad Real, el Octavio volvió a provocar pesadillas con una variante de 6.0 poco utilizada. “Al acabar el partido Juan de Dios se acercó a saludarme, me felicitó por mi planteamiento y me estuvo explicando la procedencia da aquella variante defensiva, que yo no conocía. Me gustó muchísimo. En los últimos años era cada vez más cercano, más accesible”.

Bruno López, el actual presidente de la Federación Gallega, conoció a Juan de Dios en 2008. “Lo recordaré siempre por el cariño y los consejos que me ha dado. Da igual la edad o el nivel, todos hemos crecido y aprendido con Juan de Dios Román”.

La primera vez que Bruno dirigió el campus en O Grove de Juan de Dios, difirieron sobre una de las actividades. Al poco de colgarse el teléfono Juan de Dios volvió a llamar: “Oye, que hemos empezando discutiendo y sé que nos acabaremos llevando muy bien. Pero hazlo como yo quiero, que te he visto capaz de hacerlo a tu manera”. Bruno revela: “Me hizo reír. Me lo tomé como un “está muy bien lo que propones pero no te lo voy a poner fácil así de primeras”. El último consejo lo recibió hace pocos meses: “Lo importante es tener clara la dirección del camino que tomas. La dirección es mucho más importante que el resultado”. Bruno concluye: “No podré olvidar esas palabras”.

Pérez Ouro compartía un grupo de WhatsApp con Juan de Dios y otros amigos. “El lechazo de Roa”, se llama porque en el Restaurante Nazareno de esa localidad, mientras se solazaban con tal plato, prepararon la candidatura de Juan de Dios a la federación en 2008. Juan de Dios escribió su último mensaje en el grupo el pasado 17 de noviembre, con motivo de los cumpleaños de Rodrigo Costas y Alberto “Tito” Urdiales. Rezaba: “Los percebes del Tito han agitado al grupo, junto al cumpleaños y nécoras de Rodri. Fuera nostalgia. Viva el futuro. Somos los reyes de la amistad y príncipes de las gastronomía tasquera y de proximidad. Bridemos por ello”. Pérez Ouro le promete: “Y claro que brindaremos. Siempre vas a tener un lugar entre nosotros”.