“¡Si lo ven mis viejos, se caen de culo!”. Esta fue la primera reacción de Diego Armando Maradona cuando, en el transcurso de una entrevista en un canal español de televisión, se intercaló un vídeo en el que hablaban dos probables parientes suyos, Secundino Maradona y Manuel Gómez Maradona, ambos vecinos de aldeas de A Mariña lucense próximas a los concellos de Ribadeo y Barreiros. Lo que, en principio, sonaba a broma, fue tomando cuerpo de rigor a medida que avanzaba el documental y que, a raíz de él, otras investigaciones, tanto periodísticas como genealógicas, ahondasen en la posibilidad de que por las venas del astro argentino corriese sangre gallega. Las pesquisas realizadas y los resultados alcanzados coincidieron en señalar que, contra lo que se creía, el origen del apellido Maradona no es italiano, sino gallego, y que la zona donde más prolifera es la localizada precisamente en esta comarca de Lugo, caracterizada, durante los siglos XVIII y XIX, por masivos y sucesivos flujos de emigración que tenían como principal y casi exclusivo destino dos países: Cuba y Argentina.

Fueron no escasos los Maradona de las aldeas de Arante, Vilamartín Grande, Vilamartín Pequeño y Fornea que llegaron en alguna de esas oleadas migratorias a Argentina, aunque los investigadores se han centrado en Francisco Fernández de Maradona, del que se sabe que, nacido en Arantes, embarcó para América en 1745 afincándose en San Juan de Cuyo, donde se casó con Francisca Arias de Molina. Con este matrimonio arrancó la saga de los Maradona argentinos (el anteapellido Fernández se iría perdiendo con el paso de los años), entre cuyos miembros se cuentan los gobernadores Timoteo y Santiago y que configura la rama a la que pertenece el abogado de la Universidad de Buenos Aires José Ignacio Maradona, quien recuerda haber hablado con el padre de Diego y escuchado de éste que su madre había sido una de las hijas del “ingeniero civil Santiago Maradona, gobernador de la provincia de Santiago del Estero”, y que él llevaba el apellido materno “porque a su padre no lo conoció”.

Tras el visionado del documental, Diego Armando Maradona solicitó que le proporcionasen las “señas de contacto” con su desconocida familia lucense y, en más de ocasión, prometió visitar las aldeas de sus ancestros pero, que se sepa, nunca llegó a hacerlo.