París es la meta por la que ya trabaja Martín Wizner (Vigo, 2001), que el año pasado dio el salto al 49er tras una brillante y exitosa etapa en la vela ligera, donde conquistó un total de siete medallas internacionales en 420 junto al pontevedrés Pedro Ameneiro, entre las que destaca el oro del Mundial absoluto de Vilamoura. “Ese el objetivo”, dice cuando se le pregunta por la cita parisina de 2024. “El año pasado ya trabajábamos por concentraciones todos los 49er juntos pero este plan de empezar todos en la misma base (Santander) se ha iniciado hace un mes más o menos”, especifica el regatista del Naútico de Vigo. “El año pasado, después de la temporada de regatas, teníamos ya previsto empezar a entrenar, pero con el tema del Covid-19 se paró todo”, se lamenta. Tras el verano, una vez consiguieron organizarse, han iniciado su singladura hacia la cita olímpica de 2024.

Fue en septiembre de 2019 cuando Wizner, una vez concluida su etapa en el 420, dio el salto al 49er. “Empezamos poco a poco, cometiendo los errores típicos de principiante, y el Covid nos paró la preparación”, reitera. La suya y otra más son las tripulaciones más novatas en el grupo concentrado en Santander: “Los demás llevan ya tres años en la clase más o menos y vamos aprendiendo de ellos”. Además de la adaptación al barco, también está en proceso de acople con su nuevo compañero después de tres años regateando junto a Ameneiro. “Ahora toca aprender otra vez cómo comunicarnos, saber qué nos gusta o no, ir conociéndonos poco a poco. Como ha sido un cambio tan radical, pues el cambio de pareja es uno más, es como empezar de cero con todo, hasta con un nuevo vocabulario dentro del barco”, asume Wizner. “Es todo un proceso que hay que ir disfrutando”, valora.

El vigués confiesa estar viviendo “el sueño que tenemos todos los niños que navegamos: empezar en la clase olímpica y poder hacerlo bien ahí”. “Poder recorrer ese camino que siempre he querido hacer es lo que quiero y espero poder seguir haciéndolo muchos años”, ansía. “Es un sueño poder estar algún día ahí, con una medalla olímpica colgada al cuello, pero el camino es muy largo y hay que saber disfrutar de él; aprender que hay días buenos y también malos momentos y disfrutar también de la compañía, del barco, del día a día, que es lo importante y con lo que nos quedaremos en el futuro”, dice con una extraordinaria madurez pese a sus 19 años.

Wizner está considerado como una de las grandes perlas de la vela gallega, pero él apunta que “en Galicia somos un montón de regatistas con muchos títulos y esperemos que siga siendo así. Nos llevamos muy bien entre todos y nos ayudamos unos a otro. Esperemos que los gallegos podamos seguir demostrando nuestra calidad”, valora. Una sana rivalidad que les ayuda a todos a ser cada vez mejores: “Esta competencia supongo que es lo que nos hace mejorar, pero siempre se queda en el agua porque una vez en tierra hay que ayudarse y compartir conocimientos entre todos y ser amigos”.

“De pequeñito me dejaron probar un 49er y me enamoré del barco. Desde ese día siempre quise subirme a uno”, dice Wizner para justificar su apuesta por la clase. Además, en París las otras opciones como el 470 o el Nacra serán mixtas, lo que le hizo descartarlas. “Me encantan los otros barcos, pero el 49er creo que ahora es la clase con más nivel y la verdad es que siempre me ha encantado; es un reto poder navegar en ella y poder ganarles a los mejores”, proclama.

Por ahora su día a día se centrará en Santander, a la espera de que la situación sanitaria les permita competir para empezar a calibrar sus avances en la clase. “La siguiente cita que tenemos segura es el Trofeo Princesa Sofía, el próximo marzo, en Palma. Hasta entonces no hay nada”, apunta con resignación y con “un montón de ganas” de que llegue ese día. “Nunca había estado tanto tiempo sin competir y la verdad es que a veces la cabeza necesita eso. Me ha costado mucho no tener competiciones y tener un objetivo concreto cerca, trabajar para una regata y competir. Se me está haciendo muy larga la espera”, reconoce: “Nos encanta regatear, los viajes de competición... Pero esto (la concentración en Santander) es una oportunidad para regatear más que los demás y seguir acumulando experiencia”. Por lo pronto su calendario les tendrá concentrados hasta mediados de enero en Santander. Luego planean ir al Algarve unas semanas; en febrero se trasladarán a Valencia y de allí se irán a Palma.

No vale la pena agobiarse por el futuro cuando tiene claro que la suya es una carrera de fondo. “La carrera del regatista es muy larga y nada es imposible”, dice sobre sus opciones de estar en París: “Hay que ponerse objetivos y yo creo que el de París es un objetivo realista”. Wizner quiere poner una buena base a su proyecto olímpico; por eso no tiene prisa: “Hay que trabajar duro e ir consiguiendo poco a poco otros retos más pequeños antes para poder estar en esos Juegos”.

De su rutina en el Centro de Tecnificación en Pontevedra, cuando dividía sus días entre el mar y los estudios, ha dado un salto hacia la profesionalización. “Ahora es nuestro trabajo de lunes a sábado, solo descansamos el domingo”, indica el vigués, que intenta ir sacándose “poco a poco” también sus estudios de Ciencias del Deporte en Pontevedra.

Siendo hijo de uno de los regatistas nacionales más laureados, Laureano Wizner, la vela forma parte de su vida desde la cuna. “Desde pequeñito mi padre viajaba mucho e íbamos con él. Siempre he estado rodeado de barcos y viendo cómo competían”, dice. No es extraño que su progenitor sea su gran apoyo. “Él es un poco el que me va dirigiendo el camino porque tiene su experiencia y sabe lo que estoy viviendo yo. Es un apoyo muy importante para mí”, indica Wizner, que bromea que trabaja duro para “intentar merecerme mi apellido”.

Su palmarés en vela ligera avala su trayectoria hasta ahora. “Han sido momentos muy divertidos porque competir nos encanta y poder ganar, aún más. Los deportistas somos muy competitivos en todo y siempre es una tranquilidad poder ganar regatas pero es parte del camino. Los objetivos siguen creciendo y cada vez quieres más. Esperemos poder seguir ganando regatas”. La carrera de fondo hacia París ya ha arrancado para Wizner.