Tres semanas seguidas sumando tienen estas cosas, la UD Ourense metió la cabeza entre los siete primeros después de doblegar al Rápido de Bouzas en un partido en el que hubo multitud de disparos, muchos de ellos al aire pero unos cuantos al cuerpo. Dos guardametas en estado de gracia, Dani Sampayo y Alex Vila, expusieron lo mejor de sí en un partido decidido por una punterita de Carlos de Dios, suficiente ante la falta de entendimiento entre el portero y un defensor para alojar la pelota en la puerta visitante a falta de un cuarto de hora.

A los seis minutos ya mandaban los ourensanos, Tiago estampó la pelota en un zaguero pero el rechace fue a parar a Champi, que dudó entre disparar o habilitar. Escogió lo segundo, dejó de nuevo a Tiago en buena posición. El resto, un recorte y un tiro fuerte. 1-0. Amin tuvo el segundo, pero el cabezazo a centro de Alfredo no encontró portería.

Hay goles que han pasado a la historia y otros que han ganado igualmente fama aunque nunca entrasen, léase el de Pelé que se fue a un palmo del poste. En este segundo apartado debería entrar el zurdazo que se sacó Rubén Durán a la media hora de juego. Directito a la escuadra, pero a la escuadra, sólo la manaza del portero emborronó la jugada.

El Bouzas aprovechó la inercia, el subidón del empate al filo del descanso, para buscar la puerta rojilla, Rubén Martínez remató prácticamente bajo palos y el portero sacó el balón. Trepidante, porque siguió a un cabezazo fuera de Amin. Acto seguido, Alex Vila rechazó el pelotazo de Tiago después de sacarle otro a Alfredo en jugadas perfectamente continuadas por un Champi que por momentos pareció un Mariscal. El centro del campo quedó para estar de adorno, aquí lo que se imponían eran las transiciones, el llegar al área contraria lo antes posible.

No es la primera vez, el defensa piensa que llega el portero y el guardameta piensa que despejará el defensa. El ourensano metió la bota y dejó a los contrarios con el molde. Un gol que al final vale un partido.