El peor año de nuestras vidas ha terminado siendo el mejor de la maravillosa y triunfante historia de Suzuki, el más brillante en la vida de un joven mallorquín llamado Joan Mir, de solo 23 años, que, en su segundo año entre la élite del motociclismo, con solo 85 carreras, ha conquistado el título más grande, en menos tiempo que nadie.

El peor año de nuestras vidas se ha cerrado, en el Mundial de MotoGP, con la victoria inesperada de un chico que jamás pidió que los Reyes Magos le trajeran una moto y que empezó a correr más tarde que todos sus compañeros de parrilla.

El peor año de nuestras vidas ha conocido al cuarto gran campeón español tras Alex Crivillé, Jorge Lorenzo y el pletórico Marc Márquez (“Felicidades! Congrats!”, escribió el ‘canibal’ en twitter) y al muchacho que, ya en el 2017, protagonizó una conquista, en Moto3, mucho más laureada que esta. “Porque, sí, es verdad, no he sido el más veloz, no he sido quien más ha ganado, pero sí he sido quien más veces ha visitado el podio y esa renta, victoria incluida, sí, me ha permitido ganar con una carrera serena, nerviosa, con enorme presión, pero controlada”.

Joan Mir se convirtió ayer, tras los 100 años de Suzuki, los 60 en la competición, los 20 años desde que Kenny Roberts Jr. (2000) ganó el último título para la firma de Hamamatsu, en el campeón nº 10, eso, ‘el 10’, sí, de la historia de la fábrica japonesa, que empezó haciendo telares y construyó su primera moto en 1962 y Ermst Degner la convirtió en la primera campeona.

“Lo que hemos conseguido no es creíble, de ahí que yo, como le ocurre a Joan, que ha estado enorme, como Alex (Rins), como los 35 trabajadores de la escudería, necesito algunos días para disfrutarlo. Empezamos en Jerez con cero puntos, tras dos desastres de Alex y Joan y, sin embargo, como hormiguitas, seguimos trabajando y persiguiendo nuestro sueño y aquí está”, señaló ayer el italiano Davide Brivio, el inventor del ‘fenómeno Rossi’, ahora jefazo de Suzuki.

Joan Mir dejó que todo el mundo hiciese su carrera mientras él protagonizaba la carrera de su vida, de la vida de un montón de gente a quien le ha hecho mucha ilusión que ganase este mallorquín. “Es el nuevo ‘capo’, no hay duda”, dijo Franco Morbidelli (Yamaha), ganador ayer de su tercer gran premio.

Mir corrió con mucha cabeza, pese a reconocer que “en casi cada curva perdía el control debido a la tremenda presión que estaba sufriendo por lo mucho que nos jugábamos, Suzuki y yo”. Pero Mir, descartado, de pronto, de inicio Quartararo (se fue al suelo), solo tuvo que controlar a su compañero Alex Rins, artífice también de esta tonelada de gloria de los azules, a quien tenía delante y, por tanto, frente a su certera mirada.

Y es que, por todo lo mucho y bien que ha hecho Mir durante todo este año, ya se merecía tener una carrera plácida, en solitario, detrás de todos. Solo necesitaba dos segundos de gloria al cruzar la meta y, luego, sí, volverse loco, hasta no saber qué hacer, ni qué bandera coger, ni a quién abrazar y besar.

Había ganado, se había proclamado rey, como dice Morbidelli “es el nuevo ‘capo’” y, sin embargo, aún había quien le recordaba que había ganado el título sin el monarca Marc Márquez en pista. “No sé si alguien está queriendo restarle méritos a este título. Me da igual. Yo solo sé que a Marc no lo secuestraron, no fue alguien y lo raptó. A Marc le pasó lo que le ha pasado a muchos campeones y favoritos, lo que me puede pasar a mí, a cualquiera, que arriesgamos por ganar las carreras, como arriesgó él en el primer gran premio y le salió mal. Forzó y se cayó y, desgraciadamente, se hizo daño y no ha podido seguir. Así son las cosas, así es el deporte, así son las carreras, estas cosas pasan y forman parte del juego. Lo siento, pero me siento campeón y un gran campeón, sí”. Y, sí, tiene razón, es un tremendo campeón.

Joan Mir // Piloto de Suzuki: “Espero haber llevado algo de alegría a la gente”

“He necesitado buscar un rincón, junto al corralito, debajo del podio, para sentarme, para llorar tranquilo, sin nadie al lado, solo, y empezar a entender todo lo que significaba esta victoria. Sigo sin entender nada de lo que me ha ocurrido en este año tan duro para todos. Cuando dije que quería que fuese ‘el año Mir’, juro que no pensaba en esto. Solo espero, eso sí, haber llevado un poquito de alegría, de ilusión, de pasión, de entretenimiento a todos los que están sufriendo esta pandemia y este maldito Covid-19, que también nos ha supuesto una presión añadida para todos nosotros”, contaba Joan Mir (Suzuki), el flamante nuevo campeón, ‘il capo’, como le llamó el italobrasileño Franco Morbidelli (Yamaha), que ha destacado que “Mir no ha cometido error alguno, ni siquiera en esta última carrera. Es el nuevo jefe, sí, ha sido el mejor en este maldito 2020”.

El piloto mallorquín, de 23 años, el 10º campeón de Suzuki, el 20º español (52 títulos suma ya España), que reconoció tener una colección en miniatura “en casa de mi padre” de las motos de Valentino Rossi, confesó que había hecho “lo que tenía que hacer y, después de un campeonato muy inteligente, consiguiendo, incluso, por fin, una victoria, todo lo que habíamos sumado durante el año nos ha servido para administrar la ventaja en esta carrera y ganar el título, que es lo que necesitábamos todos, no solo yo, en mi primera bola de partido, sino el equipo y, sobre todo, la fábrica”.

Al nuevo líder de Suzuki le sabe muy mal “no haber podido celebrar con todo el mundo, familia, amigos, colegas, público, afición, todo lo que hemos conquistado. Tal vez no he sido el más rápido a lo largo de todo el año, pero sí he sido constante en el podio y eso es lo que nos ha dado el título y, sí, ya pienso en el siguiente Mundial y medirme con Marc (Márquez)”.

“Nadie sabe, nadie, lo que ha sido sufrir cada semana pasar el PCR para saber, luego, que era negativo. Esa presión, ese estrés es durísimo, podíamos perder el título con solo un positivo y, por tanto, por eso sé, mejor que nadie, o como todos, sí, lo que es sufrir esa presión, de ahí que piense tanto, tanto, en los que han sufrido y sufren esta tremenda plaga”, señaló Joan Mir.