Diego Armando Maradona cumplió ayer 60 años confinado. Uno de sus guardaespaldas ha presentado síntomas de Covid-19 y su médico le recomendó el confinamiento teniendo en cuenta de que es un paciente de riesgo, con sobrepeso e hipertensión. A pesar de las limitaciones y la pandemia, todavía imagina hazañas personales. “Sueño con hacerle otro gol con la mano a los ingleses”, dijo a France Football.

En las vísperas, Diego comenzó a recibir saludos. El cantante Andrés Calamaro le regaló tres poemas a falta de uno. Lo ha definido “el rey de los diferentes”. A estas alturas se tiene la sensación de que nada falta por decir sobre él. Las imágenes de su esplendor, sin embargo, son las del eterno retorno.

El segundo gol a los ingleses en el Mundial 86 ha seguido sumando millones de visitas en Youtube. El relato radiofónico de aquella proeza, realizado por Víctor Hugo Morales, concluía con una pregunta: “¿De qué planeta viniste?”. Morales creyó que no era un ser terrenal. Lo llamó Dios y los creyentes se persignaron al oír su nombre. Cómo no iban a hacerlo un 30 de octubre.

Maradona es una singularidad absoluta que con sus luces y opacidades, su cénit y sus caídas, se mantiene presente. Puede estar excedido de peso. Puede renquear o soltar un disparate. Nunca dejará de ser ‘el Diego’. Si no es el fútbol, son sus amores y desamores, y si faltan la pasión y el engaño, es la política la que lo convoca. Días atrás le envió un fulminante mensaje al expresidente argentino Mauricio Macri, quien, al asumir a mediados de la década de los 90 como principal autoridad de Boca Juniors, se atribuyó haberlo echado del club como ejemplo de las medidas difíciles que a veces se tienen que tomar en la gestión: “Tus decisiones le cagaron la vida a los argentinos”, le dijo el exjugador en relación a la pobreza del 40% que dejó al abandonar el Gobierno.

“Yo crecí en un barrio privado, privado de luz, de agua, de teléfono”, ha dicho sobre sus orígenes humildes en la periferia bonaerense. Maradona ahora habita una urbanización, cercana a la ciudad de La Plata, donde entrena a Gimnasia y Esgrima. La pandemia ha puesto al fútbol entre paréntesis. A fin de mes se reanudaría el certamen a pesar del crecimiento de los contagios. Para entonces, Maradona ya será un sexagenario que busca como entrenador preservar el cordón umblical que lo ata al fútbol.

Diego llega a los 60 cuando otro argentino, Messi, reina sobre los demás jugadores del presente pese a los problemas con el Barça. “Yo sabía que eso iba a terminar mal y pensé que Leo se iba. Me pasó a mí también. El Barcelona no es un club fácil y son muchos años los que él lleva ahí y no lo trataron como se merecía”, ha dicho Maradona.