A poco más de una hora en coche de Tegueste, el pueblo de Pedri, se erige el Teide. La última erupción del volcán tinerfeño fue hace más de un siglo, en 1909. La perla canaria, en cambio, ha explotado en el Camp Nou con tan solo 17 años y tras siete partidos como azulgrana.

Su debut europeo la semana pasada fue ya sonado. Marcó contra el Ferencvaros y, junto a Ansu Fati, convirtió al Barça en el primer equipo de la historia de la Champions con dos goleadores menores de 18 años. Su imagen a la salida del Camp Nou, con sus cosas en una bolsa de plástico y volviendo en taxi, chocó en un mundo del fútbol profesional en el que se suele llevar más el lujo y la ostentación.

Como no alcanzará la mayoría de edad hasta dentro de un mes, no puede conducir el Cupra que regala el Barça a sus jugadores.

Su segundo encuentro de Champions, nada menos que en Turín, fue la confirmación del talento que atesora este joven forjado en Tegueste, que hasta ahora era conocido por ser cantera de luchadores canarios. Messi solo había jugado nueve partidos oficiales con el Barça cuando dejó alucinada a la Juventus, en ese Gamper en el que Fabio Capello le pidió a Frank Rijkaard que se lo cediera. En su séptimo partido como azulgrana y también ante la escuadra italiana, Pedri también encandiló a la Vecchia Signora. El piccolo bambino dio un recital de juego, bailando a un Cuadrado que casi le dobla la edad (el colombiano tiene 32 años), y dejando bocabiertos a todos, desde a la prensa italiana (la Gazzeta hablaba ayer de la “Sorpresa Pedri”) hasta a Ronald Koeman. “Es algo impresionante su personalidad y su tranquilidad a pesar de ser joven, va a ser un gran jugador para el Barça”, sentenció el técnico holandés, que ha apostado fuerte por el chaval, al que ha probado en las tres posiciones de mediapunta.

El centrocampista tinerfeño ha jugado todos los partidos de esta temporada, algo que solo pueden decir Messi, De Jong, Ansu Fati, Neto y Busquets, y ya había sido titular ante el Getafe y ante el Madrid. Aunque en el clásico no terminó de estar tan cómodo, Koeman mantuvo su apuesta por él ante la Juve, donde disputó los 90 minutos por primera vez esta temporada. Además de estar muy seguro en el pase (solo falló dos de 41) y efectivo en el regate (desbordó en cuatro de los cinco que intentó), se aplicó en defensa (recuperó seis balones) y dejó jugadas de fantasía como una ruleta estelar. Desde el entorno del jugador, en el que destacan la “tranquilidad y naturalidad” con la que Pedri lo está llevando todo, cuentan que tras el encuentro ante el campeón italiano “estaba en las nube”. “¡Qué gran noche! Increíble”, tuiteó el pelotero después de un choque en el que, por encima de todo, evidenció una madurez inaudita para un chaval que jugó su primer partido profesional hace 14 meses.

Cinco millones costó solo el fichaje más ilusionante del Barça esta temporada. Y que podría haber vestido de blanco si no fuera por una providencial nevada que torció su prueba en el Madrid, provocando que se suspendiera el primer entrenamiento. Tras la decepción en Valdebebas y el rechazo del Tenerife, Deportivo y Villarreal, el Las Palmas no falló el tiro. Advertido del potencial de ese juvenil canario, el Barça estuvo rápido y le ató hace un año, dejando que se terminara de cocer en Las Palmas, donde encontró la mano sabia de Pepe Mel. “El Barça fue más valiente que el Madrid”, dijo la semana pasada su exentrenador. Durante la temporada pasada Pedri ya dejó fogonazos de su potencial en Segunda, pero nadie esperaba que se asomara tan rápidamente en el once titular.

Hay quien ve en él a Iniesta, otros a Valerón. “Pedri tiene que ser Pedri” zanjaba Fernando, padre del chaval antes de que pusiera rumbo al Camp Nou. Sus padres, que fueron a Barcelona el pasado fin de semana para verle en su primer clásico, siguen al frente de la tasca Fernando, que es también la sede de la peña barcelonista de Tenerife-Tegueste, fundada por el abuelo de Pedri y que preside el padre.

La familia intenta llevar la eclosión de Pedri con igual naturalidad que lo hace el nuevo prodigio barcelonista, rayo de luz que alumbra el Camp Nou en estos tiempos inciertos.