Languidece el Celta y florece A Madroa. Hay que escarbar mucho en la historia del equipo para encontrar a una generación de canteranos que haya hecho una aparición tan estruendosa en Primera División como la que ahora mismo han impulsado Oscar García y el raquítico último mercado de fichajes. Juegan como si llevasen años recorriendo los campos del fútbo profesional y trasmiten una tranquilidad –más allá de sus lógicos errores– que ya quisieran para sí muchos de sus reconocidos y bien pagados compañeros de equipo. Carreira, Fontán y Veiga fueron lo mejor de un gris Celta que salvó ante el Levante un punto gracias a una aceptable reacción en el segundo tiempo y a un golpe de fortuna en el descuento, cuando Melero anuló injustamente el gol que suponía el triunfo del Levante. En medio de la mediocridad general, los chicos han ido ganando protagonismo hasta superar a algunos de los futbolistas etiquetados de “importantes”. Les han pasado por encima con todas las de la ley. No son los suyos minutos regalados sino ganados con su esfuerzo y rendimiento. Fontán volvió a brillar en la salida de la pelota, Carreira no paró de correr y dar salida por su banda hasta acabar marcando el gol del empate y Veiga ayudó de forma decisiva a inclinar el partido hacia el campo del Levante. No están de paso, no son una estadística con la que presumir de compromiso con la cantera. Han venido a quedarse y a ser importantes. Lo mejor de esta inicio desangelado de temporada que está protagonizando el Celta.

la idea de Oscar

Volvió Oscar García a confiar en los tres centrales (en gran medida para arropar a Fontán y a Carreira) y darle continuidad a algunas de sus últimas decisiones como la pareja Mina-Aspas en ataque o la presencia de Nolito como volante. No está mal eso de tratar de consolidar algunas ideas y dejar de zarandear el equipo cada domingo. No le funcionó porque el Celta no tuvo claridad ninguna en la salida de la pelota, ni profundida y también porque juega encadenado a sus miedos. Se nota en cada decisión que tienen que tomar. Todo parece un dolor. Un simple pase o un control sencillo se convierte en un problema de difícil solución. Y así es imposible jugar y competir en esta Primera División. Por fortuna el equipo se sostuvo gracias a la seriedad de los defensas y al trabajo de Tapia que se deja la vida cada tarde y cuyo cuentakilómetros va a dar varias vueltas.

el centro del campo

El Levante acumuló gente por el medio y eso le permitió disfrutar de una ventaja numérica que Tapia era incapaz de equilibrar con su esfuerzo. Más allá de su intención a Aspas, Mina, Nolito y Denis les cuesta robar. Eso complica el trabajo del Celta porque no tiene claro cómo ni cuándo ir a por el rival. Y con gente de buen pie como Campaña o Rochina es un problema. Por eso el sufrimiento del primer tiempo. No tanto por las ocasiones (que eran inexistentes en ambas áreas) como por las sensaciones que ofrecía el partido.

la liberación

No es la primera vez que sucede, pero el Celta necesitó el gol en contra para despertar de esa vida anodina en la que parece encerrado muchos momentos. Fue marcar el penalti y el equipo salió de ese agarrotamiento. Se fue con más decisión a por el Levante y por fin comenzó a jugar en el campo del rival. Lo hizo con intención, con llegadas de sus mediocampistas y con esfuerzo. Marcó Carreira el empate y sin grandes ocasiones el partido parecía estar donde quería el Celta. El Levante no era capaz de salir de su campo y Oscar ajustó bien el equipo al retirar a Nolito y dar entrada a Gabri Veiga que le dio una carga extra de energía. Tapia agradeció la llegada del muchacho.

Iago no estaba

Pudo marcar porque sucede todos los días (se encontró un pie de Aitor) pero ayer fue uno de esos días en los que se echó de menos una pizca más de talento del moañés. Tal vez alguno de esos ataques que se quedaban en prometedores hubieran sido más determinantes para el destino del partido. A su lado Mina, que volvió a ser titular y tal ve disfrute ahora de una continuidad que tiene por objetivo reencontrarle, no dejó de correr y pelear como es habitual.

el árbitro y el var

Al final el partido se decide por una de esas acciones que restan credibilidad al arbitraje y que convierten un invento maravilloso como el VAR en un juguete diabólico. Marcó el Levante el 2-1 en el descuento cuando no lo merecía. El remate cogió a Roger rondando a Iván Villar, pero fuera de la trayectoria del balón. Melero pitó fuera de juego y el VAR le aconsejó que fuese a verlo. Vamos, una invitación para corregirse. Pero el problema es que muchas veces los árbitros van a la pantalla no en busca de justicia sino de que les den la razón. Y Melero se agarró a su primera decisión. Salvó el punto para el Celta, pero le hizo un importante daño al fútbol y a su oficio.

ocho canteranos

Hasta ocho chicos criados en A Madroa participaron ayer en el partido: Iván Villar, Carreira, Fontán, Denis, Iago Aspas, Mina, Veiga y Brais. No es poca cosa. Y un motivo para la alegría más allá de resultados.