Más que a sus rivales, en esta ocasión el temor de los técnicos vigueses era ver en qué forma reaccionarían los jugadores después de la victoria de la pasada semana en Badajoz y enfrentarse a un conjunto similar a los pacenses, con parecido potencial y con los mismos objetivos. Con los brasileños ya en las filas del Cáceres, el Vigo en ningún momento estuvo en el partido. Ni el jugador mas regular pudo destacar. Las defensas al igual que los bloqueos no existieron por ningún lado. Cada jugador pretendía hacer la guerra por su cuenta y esto no ayuda en nada a la hora tratar de conseguir una victoria.

Los extremeños no son superiores a los vigueses como para llevarse una victoria tan amplia y cómoda, sobre todo en el segundo set. Si el cuadro olívico hubiese jugado lo mismo que la semana pasada el resultado sería distinto.

El encuentro ya comenzó con los vigueses tratando de resolver cada uno su jugada sin contar con la colaboración de los demás compañeros. Esto permitió que los locales se fuesen 12-8. Después de un tiempo muerto de Suso Penedo, el marcador se fue igualando hasta el 21-20. Los errores visitantes decidieron el set.

Con el marcador ya a su favor, los locales jugaban más tranquilos. Los vigueses seguían cometiendo errores de bulto. Ni los cambios ni los tiempos muertos hacían reaccionar al equipo. Las grandes diferencias marcaron el segundo set.

En el tercero el juego fue muy similar al primero. El Cáceres solo sentenció cuando el Vigo erró. Baste decir que los dos últimos puntos de los locales fueron un pase de dedos al otro campo y fuera directamente y un saque a la red.

El Vigo recibirá el próximo sábado a las 18.30 horas en Coia a San Sandurniño.