Martin vence en el nombre de Israel

La estrella de David colgaba en el mes de julio cerca de Grau Roig, en los montes de Andorra. Allí se concentraron todos los ciclistas del equipo de Israel durante varios días. Llevaban semanas confinados, muchos días sin verse. Eran las carreteras andorranas por aquellas fechas un flujo de equipos profesionales y daba igual, como da igual en la carretera, si el patrocinador era Israel o Bahréin. Magnates israelís y árabes se reparten parte del paquete del ciclismo profesional y buscan el fichaje de figuras que les den victorias como la lograda ayer por Dan Martin en lo alto de la Laguna Negra, en una nueva cumbre de una Vuelta que solo vive de la montaña.

Las montañas de Soria son frondonas, de árboles verdes que en otoño adquieren un tono marrón mientras crecen los boletus a sus pies. Y con carreteras que llamaban a la batalla, la que iniciaba un Chris Froome, perdido ya en la general, y que asume el papel de gregario en favor de Richard Carapaz en la que será su última carrera con el Ineos antes de incorporarse el año que viene al Israel de Martin para convertirse en el astro indiscutible de un equipo que no quiere ser uno más, sino uno de los mejores del mundo mientras luce la estrella de David por el pelotón.

Martin, sobrino de Stephen Roche, el ganador del Tour de 1987, vencedor de clásicas, de carreras como la Volta y de etapas de la ronda francesa, llevaba un mal año. No le fueron bien las cosas por el Tour. Pero es un ciclista explosivo al que le van perfectas ascensiones como la de Laguna Negra, no muy dura, pero con rampas extremas al final, las que se le indigestaron un poco a Enric Mas, que con solo tres etapas y dos llegadas en alto, el no va más, ya es la opción española para pelear por una general que lidera Primoz Roglic, con Carapaz como su sombra y el mallorquín, al que siempre le va mejor la tercera que la primera semana de las grandes vueltas, controlando la situación. Esto no ha hecho más que empezar. Ahora llegarán los Pirineos, pero sin el Tourmalet por el toque de queda que impera en Francia, país que no ha permitido la entrada en su territorio de la ronda española debido a las restricciones por la pandemia. El domingo la etapa acabará en la estacón aragonesa de Formigal.

Martin, el ganador, es uno más de los ciclistas que viven en Andorra. Él, concretamente, en la parroquia de La Massana. Allí habita con sus dos gemelos y su mujer, Jess Andrews, atleta profesional, con buenas marcas.

Y como buen irlandés aguanta el frío que reinó por Soria. La Vuelta ya lleva siete abandonos, el más sonado, que se produjo ayer, ha sido el de Thibaut Pinot. A algunos corredores, asomando el mes de noviembre, se les hará muy larga la Vuelta, la que discurre por el norte de España, por un trazado pensado para el verano y dibujado antes de que la pandemia lo destrozase todo, menos los ánimos de Alejandro Valverde, que si bien no acaba de encontrar su toque de pedal, está aquí para divertirse y el miércoles fue padre por quinta vez. Alexandra se llama la niña.

El ganador, emocionado

Dan Martin se emocionó tras lograr su primera victoria. "Es muy momento muy especial porque es la primera vez que gano desde el nacimiento de mis hijos", dijo un Martin que no se plantea grandes objetivos en esta Vuelta. "No pienso en eso, sino en día a día y poco a poco hasta Madrid", aseguró cuando le preguntaron por si se planteaba hacerse con el liderato estando como está segundo en la general a solo 5 segundos del esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma)

Para Martin, la victoria "ha sido muy importante para el equipo porque ha estado cerca de ganar" en varias ocasiones pero no lo conseguía. Y, en ese sentido, ha valorado "la tranquilidad" que les ha dado "el patrocinador". Después, cuando se ha acordado de su mujer y sus hijos se ha emocionado y hasta se le han escapado unas lágrimas.

Enric Mas (Movistar) aseguró que los segundos que perdió en meta con los primeros clasificados de la etapa no se han debido a que llegase "justo" de fuerzas, sino al "punch final" en la dura rampa de la llegada.

"Me he encontrado muy bien. Me ha costado un poquito al final porque no era una subida muy dura sino que se ha hecho dura por la velocidad a la que hemos ido. Pero habrá mejores para mí", dijo el primer español en la general, cuarto a 32 segundos de Primoz Roglic. "Justo no llegaba, ha sido solo ese 'punch' final. Estoy contento con mi actuación", aseguró, y lamentó la "mala suerte" de su compañero Marc Soler, que "ha pinchado un poco antes del puerto. Cosas que pasan”.