La Fórmula 1 ha tenido que reinventarse, modificar el calendario y apostar por circuitos que se estrenan en la categoría reina como el de Portimao, un trazado con perfil de montaña rusa donde Lewis Hamilton (Mercedes) aspira a batir el récord de triunfos de Schumacher.

Vuelve el Gran Premio de Portugal 24 años después y nunca tuvo como sede la pista sobre la que rodarán los monoplazas desde hoy, aunque el Autódromo Internacional del Algarve, que se inauguró en 2008 tras una inversión de 195 millones de euros, sí se organizaron test de Fórmula 1 en 2009.

El anterior GP de Portugal se celebró en Estoril en 1996 y la victoria fue para Jacques Villeneuve, con Damon Hill segundo y Michael Schumacher tercero. El piloto alemán acabó su carrera con 91 victorias, registro que Hamilton igualó en la anterior prueba del certamen, el GP Eifel, en el Nürburgring. Ahora puede batirlo.

Los equipos han tenido que recurrir más que nunca a los simuladores para que sus pilotos sepan lo que les espera en el trazado luso, aunque algunos miembros de la parrilla tienen experiencia en ese asfalto, ya sea en otras categorías o, como Hamilton, en aquellos ensayos cuando compartía box con Martínez de la Rosa en McLaren.

El reto es alto para las escuderías. Virtualmente conocen el trazado; pero en la realidad será un mundo nuevo, desconocido, para todas. Los coches darán 66 vueltas al circuito, 4,653 kilómetros en cada giro y un total de 306,826 en la carrera. El récord lo tiene Sebastien Buemi en 2009: 1:27,987, un tiempo para ser pulverizado.

El trazado de quince curvas (algunos mapas lo reducen a catorce por la interpretación de una de ellas), será un test para los equipos, pero también para Pirelli, que cuenta con la experiencia de las Superbikes. A Portugal se ha llevado sus compuestos más duros, los C1.

Esas gomas están diseñadas para los circuidos con las mayores exigencias a nivel de carga energética sobre las cubiertas, es decir, los que combinan curvas rápidas, superficies abrasivas y elevada temperatura ambiental. La gama de neumáticos la completan los C2, también duros, y C3, medios. A toda la incertidumbre se suma el tiempo. En principio, la lluvia respetará los entrenamientos y la carrera, pero hay amenaza de precipitación.

Portimao ofrecerá a los pilotos constantes cambios de elevación, en ocasiones, con bastante pendiente, y curvas ciegas. Esas ondulaciones dan a los pilotos una sensación de velocidad muy alta. La única zona de DRS está en la recta principal, pero antes de una curva rápida. Adelantar no será, en teoría, tarea sencilla.

Hamilton llega a esta duodécima cita de la temporada con 230 puntos en la clasificación, con casi 70 de ventaja respecto a su compañero de equipo, Valtteri Bottas, que en el Nürburgring salía desde la pole y, seis giros después de haber sido rebasado por el británico, tuvo que abandonar por un problema en su unidad de potencia.

En esa cita, Red Bull se vio más cerca de Mercedes, o al menos así lo considera Max Verstappen, que acabó segundo y está a 14 puntos de Bottas en la clasificación.

Daniel Ricciardo (Renault), cuarto en la general, subió al podio casi dos años y medio después y Carlos Sainz, a pesar de un quinto puesto tras partir desde el décimo, no acabó contento en Alemania

Sergio 'Checo' Pérez (Racing Point), quinto en la clasificación, compitió en Portimao en 2009 en GP2, aunque no recuerda mucho de una pista que supone un "desafío emocionante" para él. El tapatío disfruta de la "sensación" de pilotar en circuitos desconocidos donde las fuerzas tienden a igualarse.

El GP de Portugal será escenario de la vuelta de su compañero, el canadiense Lance Stroll, quien reveló esta semana que dio positivo en covid-19 tras el GP de Eifel, donde la víspera de la carrera, antes de la calificación, comenzó a sentir malestar estomacal, se aisló en su 'motorhome' y fue sustituido por Nico Hülkenberg, octavo en su tierra.