El húngaro que fabricó el Octavio

Pedro Rodríguez vivió ayer su primer día como ciudadano húngaro. En una sencilla ceremonia en el juzgado el extremo vigués del Balatonfüredi recibió la doble nacionalidad y puso fin a un proceso que comenzó hace un año cuando militaba en las filas del Szeged. Tras llegar al balonmano húngaro en 2016, los responsable de la federación magiar habían puesto sus ojos en uno de los protagonistas de su liga. Hasta 2017 siguió acudiendo de forma puntual a la selección española, pero tras desaparecer de las convocatorias de Jordi Ribera los húngaros comenzaron a pensar en la posibilidad de incorporarlo a sus filas y así se lo hicieron saber. Se trataba de esperar un poco a que se cumpliesen todos los plazos y hace unos meses se inició un proceso que concluyó ayer cuando el vigués asumió sus derechos y obligaciones como ciudadano húngaro. Desde este momento es un jugador “elegible” por la selección de Hungría. La llamada no tardará en producirse. Ninguno de los protagonistas lo puede reconocer, pero es una evidencia de que todo el proceso tenía un objetivo muy concreto, la de proporcionarle a la selección un extremo de garantías.

Rodríguez explicaba ayer que “empezamos con esto hace un año aunque se ralentizó un poco por culpa del Covid. Había que conseguir documentación en Vigo y otra en Hungría y no era tan sencillo debido al confinamiento y esas cosas, pero entre mi familia, el club y la federación, que me ayudaron, fuímos cumpliendo con todos los requisitros. Por fortuna hemos acabado con todo y ya tengo la doble nacionalidad”. El extremo derecho relata con naturalidad todo el proceso:

"Me lo comentaron hace tiempo y la verdad es que era una buena oportunidad para mí. Desde el primer momento me pareció una buena idea y no me lo pensé"

Pedro Rodríguez

— Jugador de balonmano

Aclara el vigués que para jugar en la selección “era necesario que pasase un tiempo desde la última vez que lo hice con la selección española. Ya han pasado más de tres años y a partir de este momento me podrían llamar. Pero bueno, falta que lo haga el seleccionador…”

A Pedro Rodríguez este paso le abre las puertas de los grandes torneos de selecciones. Para él, que ha sido internacional con España, que ha disputado importantes partidos de la Liga de Campeones, que ha sido campeón de Liga y Copa en Hungría suponía un enorme aliciente: “Ojalá me llamen, porque la verdad es que sería maravilloso tener la oportunidad de disputar Europeo, el Mundial. Es evidente que es una de las razones por las que he dado este paso”. Rodríguez incluso podría haber llegado a la cita olímpica de dentro de unos meses gracias al aplazamiento que ha vivido Tokio, pero para su desgracia Hungría no pudo clasificarse para los preolímpicos que se disputan (si se cumple lo esperado) dentro de unos meses.

Pedro Rodríguez ya es parte del paisaje del balonmano húngaro. Llegó en 2016 para jugar en el Szeged y hace unos meses, tras meditarlo, decidió quedarse en la Liga y unirse al Balatonfüredi. A orillas del Lago Balaton, en una pequeña y turística ciudad se ha instalado. “En Hungría estoy muy a gusto. Me he acostumbrado mucho al país, a su forma de vivir, a su cultura,a su comida…todo el mundo se esfuerza por ayudarse, por hacerme las cosas más fáciles. Tras acabar el contrato lo medité y tuve claro que quería quedarme”.

Solo hay una cosa que le complica la existencia y es el idioma. Ayer, durante el acto por el cual consiguió la doble nacionalidad, se vio obligado a leer una declaración en húngaro aunque no es habitual que se exprese en esa lengua: “Conozco perfectamente el húngaro que necesitamos para jugar al balonmano. La comunicación con los compañeros en la pista, las órdenes del entrenador y con esa clase de consignas no tengo ningún problema. Pero en el día a día, en la calle, en el resto de facetas…es muy complicado. Utilizo el inglés y voy haciendo progresos pequeños con el húngaro. Ojalá con el tiempo sea capaz de dominarlo, pero es realmente complicado”.

"Todas las semanas los equipos de División de Honor nos hacemos PCR"

El balonmano húngaro, pese a la pandemia por la Covid, sigue adelante aunque lo hace con las lógicas restricciones. Pedro Rodríguez explica que “todas las semanas los equipos de División de Honor nos hacemos PCR. Si todos estamos limpios jugamos ese fin de semana. Si hay algún positivo se suspende el partido y esperamos. A nosotros nos pasó hace unas semanas. Tuvimos un caso en el equipo, nos aislamos todos hasta que se comprobó que no había más infectados y finalmente volvimos a jugar. Y así vamos tirando”. A sus pabellones va público y cuando habla con su familia en Vigo entiende las diferencias que hay entre unos territorios y otros: “Yo se lo explico a todo el mundo. Es que aquí la gente vive de otro modo, sale menos a la calle, hay menos reuniones. Han crecido los contagios últimamente, pero la cosa está bastante controlada. Pero claro, vas por la calle y no te encuentras a casi nadie. Por eso todo el mundo va sin mascarilla y solo se la ponen en interiores. Es una situación compleja que ojalá pase pronto”. Mientras tanto Pedro Rodríguez, aquel extremo que salió de la factoría del Academia Octavio, aguarda con interés la próxima lista de la selección húngara. Seguramente su nombre estará en ella.

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