Lewis Hamilton se impuso de forma brillante en el GP de Eifel, su séptima victoria de la temporada y la 91º de su carrera deportiva, igualando el histórico récord de victorias de Michael Schumacher. Hamilton dio un paso de gigante para conseguir su séptimo título, ya con 69 puntos de ventaja sobre Valtteri Bottas cuando restan seis carreras. Igualaría así también los títulos de Schumacher.

El inglés, que en la salida se vio incapaz de superar a Valtteri Bottas, aprovechó un error de su compañero de equipo, que destrozó los neumáticos en una frenada cuando lideraba la carrera, para apuntalar un triunfo que se le resistía. Solo Max Verstappen parecía capaz de ponerle en aprietos, pero el holandés, que siempre estuvo cerca y que marcó la vuelta rápida, tuvo que conformarse con la segunda plaza..

Bottas, magistral en la salida, no se amilanó ante el ataque de Hamilton y mantuvo la posición cuando este pensaba que le había pasado. El finés, con un buen ritmo, empezó a amasar una ventaja de seguridad, pero todo lo que había conquistado lo arruinó en la vuelta 13.

Se fue recto en la frenada de final de recta, destrozando el neumático delantero derecho y Lewis le superó. Obligado a adelantar su parada en boxes, volvió a la pista cuarto, detrás de Daniel Ricciardo. Tenía margen. El segundo palo llegó cuando sus rivales tuvieron la ventaja de un virtual safety car tras un toque de Russell -Kimi Raikkonen fue sancionado con 10 segundos de stop&go- que les permitió cambiar neumáticos perdiendo poco tiempo. La estocada definitiva, sin embargo, llegó para el finlandés cuando se vio obligado a abandonar tras detectarse un problema en la unidad de potencia, el primer KO del año de Bottas y Mercedes.

La carrera se animó en las últimas vueltas cuando salió el coche de seguridad en la vuelta 44 y agrupó al pelotón, con lo que todos disfrutaron de una parada extra para cambiar los neumáticos. Hamilton evitó cualquier cambio de decorado y gestionó a la perfección la resalida, marcando el ritmo hacia una victoria importante en una carrera en la que se demostró que Verstappen y Red Bull no están tan lejos y que Renault se ha convertido en el tercer equipo de la parrilla. Carlos Sainz, con problemas en calificación para exprimir el potencial de su McLaren, acabó quinto en una carrera sin errores y muy sólida.