El lastre de la falta de gol es lo único reprochable a una España que se quedó en un revelador 0-0, que no refleja las ocasiones del amistoso ante Portugal pero descubre los problemas de la selección para convertir las ocasiones.

La selección de Luis Enrique completó una media hora inicial con una superioridad aplastante ante una Portugal desdibujada en el primer tiempo, con una presión muy eficiente y el monopolio de una posesión vertiginosa, con velocidad, verticalidad y ocasiones, pero sin gol.

La selección trianguló con maestría ante los frustrados intentos de robo de una Portugal en la que fue el mejor el azulgrana Trincao y que no tuvo ninguna ocasión hasta el filo del descanso.

El rendimiento colectivo fue alentador en el primer tiempo, pero la intensidad cayó en la segunda parte y, con un once muy alternativo, solo Adama fue capaz de desequilibrar en España. El extremo pudo debutar al tercer intento, embutido en una camiseta y con una potencia y un desborde incontenibles. Su primer partido fue un impacto, tan violento como debe ser chocar con él. Generó peligro y entregó en boca de gol la mejor ocasión española en el segundo tiempo.

Cristiano Ronaldo se marchó frustrado en su persecución del récord de goles con una selección tras rematar al larguero. Después Sanches también se encontró con el palo salvador de Kepa. Fueron las mejores llegadas de una Portugal mejor en el segundo tiempo, tan desacertada ante el gol como España.

Era un amistoso exigente, para que el seleccionador pudiera probar a esa segunda hornada de internacionales que tienen que demostrar cosas para ganarse su puesto en la convocatoria de la Eurocopa del próximo verano. Entre los que pueden dar un paso adelante, Luis Enrique dio la alternativa a los centrales.

Entre la multitud de opciones que tiene Luis Enrique en el centro del campo, el inicio de Canales y Ceballos fue prometedor, con juego vertical entre líneas, con vocación ofensiva, con una asociación constante con la movilidad de los atacantes y con un buen número de llegadas con peligro al área. Después jugaron Mikel Merino y el debutante del Levante José Campaña, pero el equipo estuvo lejos del nivel del primer periodo y, al final, estuvo más cerca de perder.

Con Oyarzabal en Madrid por el protocolo más restrictivo de la UEFA tras los test de coronavirus, fue titular Dani Olmo. El atacante egarense del RB Leipzig fue un soplo de aire fresco en la selección, una opción permanente para combinar y una garantía de verticalidad.