Mamá y papá se suben al podio

Las pequeñas Noa y Uxía pudieron ver el pasado fin de semana a su madre, Aída Valiño, proclamarse vencedora del Campeonato Ibérico de Media Distancia, prueba disputada en Caminha, coincidiendo con el campeonato portugués de la distancia. Era la primera vez que veían a su mamá ganar una carrera, algo ya habitual en el caso de su padre, el tudense Gustavo Rodríguez, que en esta ocasión también se subió al "podio" (no hubo ceremonia de entrega de medallas por la pandemia) tras finalizar en tercera posición.

Más de cinco años han tenido que pasar para que Rodríguez y Valiño hayan vuelto a coincidir en competición, como cuando ambos ganaron el Campeonato de España de Media Distancia en Buitrago del Lozoya en 2014; o como cuando en 2015, ya recuperada del primer atropello, Aída ganó el triatlón de Media Distancia en Elche y Gustavo fue cuarto. Un segundo accidente y la maternidad, por partida doble, alejaron después a Valiño del deporte de alto nivel.

"Del fin de semana me quedo más con lo emotivo que con lo competitivo", reconoce Gustavo Rodríguez. "Un podio está bien y la gente que estaba delante probablemente me hubiera ganado también si no estuviera lesionado, pero no me sentí bien en carrera, no pude disfrutar. Sin embargo, me alegré mucho por Aída. Verla tan contenta, que le salía todo bien y que está volviendo a disfrutar del triatlón, es una sensación que echaba de menos y que me llena mucho", afirma el tudense.

Valiño venía de hacer un sexto puesto en el triatlón de media distancia de Bilbao (1.900 metros de natación, 90 kilómetros de bicicleta y 21 de carrera a pie). El coronavirus había frenado, de algún modo su regreso a la acción hace un año. Una prueba en Cambados y un duatlón en tierras lusas sirvieron de toma de contacto. "Hacía años que no coincidíamos juntos en una prueba; entre una cosa y otra llevaba mucho sin competir en serio. Estoy muy contenta y al poder coincidir con Gustavo, todavía más", asegura la de Castroverde.

Valiño asegura que volvió a entrenar sobre todo para divertirse, "para mantener la mente ocupada y despejar la cabeza del trabajo, las peques y de lo que conlleva todo el día a día". Es por eso que le sorprende su gran rendimiento con tan poco tiempo de entrenamiento. "Entreno poco porque no tengo tanto tiempo para dedicarle, pero me estaba encontrando bien; en bici me encontraba muy fuerte y corriendo, poco a poco, un poquito mejor. Para el tiempo que tengo estoy muy contenta de cómo va saliendo", festeja. Entre sus turnos en el hospital, donde trabaja de enfermera, y las peques, roba horas al reloj para entrenar. "De momento voy a seguir en este plan, no puedo plantearme otra cosa porque tampoco tengo el tiempo necesario ni la cabeza preparada para eso. Para ser un poco más profesional hay que sufrir entrenando, dedicarle casi todo el día y ahora no quiero estresarme si dos días a la semana no puedo hacer nada porque tengo a las niñas en casa porque están enfermas o porque Gustavo está fuera compitiendo o en una concentración", reconoce. "Estoy muy sorprendida de ver que me puedo volver a ver competitiva, pero mi planteamiento es otro. No voy a las carreras con la mentalidad de ir a ganar, voy a intentar pasármelo bien", insiste.

El día 12 estará en el Campeonato Gallego de contrarreloj en ciclismo, un título que ya ha saboreado. "Aída tiene tanta clase que a nada que hace ya es competitiva. Ojalá pudiéramos tener todos esa facilidad", dice con admiración Gustavo Rodríguez. "La dedicación del alto nivel es muy grande y compaginarlo con el trabajo y con las niñas es duro. Es una decisión que tiene que salir de uno mismo. El refuerzo positivo de su triunfo en Caminha será importante para ir marcando sus próximos objetivos. Verse competitiva con respecto a las rivales no cabe duda de que es un refuerzo positivo muy importante", añade.

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