Un perro se cruzó con el pelotón del Giro. Fue increíble comprobar la habilidad de todo el pelotón, que dribló al animal. Ni lo tocaron. Y pudo ser un drama. Pero la imagen dejó otra en evidencia. La de Geraint Thomas, que poco a poco iba perdiendo posiciones, que se descolgaba, que no podía ni aguantar las pedaladas solidarias de sus compañeros del Ineos en el año horrible de la escuadra británica. Fueron a por el Tour con Egan Bernal y la ofensiva acabó en desastre. Y habían venido al Giro con Thomas, para ganarlo, y a la tercera etapa llegó la catástrofe. El ganador del Tour del 2018 se cayó aparatosamente en la zona neutralizada, se descolgó antes de comenzar la subida al Etna y llegó a meta a más de 12 minutos del ganador, un ciclista ecuatoriano de nombre Jonathan Caicedo al que se le conoce como El Cubanito.

Las caídas en la zona neutralizada acostumbran a tener consecuencias lamentables. El ciclista va más relajado, los músculos están fríos y nadie piensa en un accidente en un lugar que no sirve para nada, solo para que los ciclistas vayan de la zona monumental del pueblo desde donde se sale, ayer la localidad siciliana de Enna, hasta la carretera donde está el kilómetro cero, donde se baja la bandera. Es en la zona neutralizada donde se lanzan decenas de bidones. Y con uno de ellos tropezó Thomas para darse un castañazo tremendo.

El accidente le costó nada más ni nada menos que perder un Giro que ya lo aclamaba como el principal candidato a la victoria y que deja al Ineos descompuesto. Es imposible que Thomas, si sigue en carrera, recupere un tiempo tan abismal al resto de favoritos, a Vincenzo Nibali, a Jakob Fuglsang, a Steven Kruijswijk. Porque fallará alguno, seguro, pero no todos.

Llovía y hacía frío en la cima del Etna, que no era la del cráter, todavía a casi 1.500 metros de altitud del lugar donde el Giro colocó la meta, el fin de la carretera asfaltada y donde enormes todoterrenos esperan a los turistas para llevarlos allí donde la tierra protesta con humo y fuego.

El frío y la lluvia jamás pueden tumbar a un galés, pero sí las heridas por una caída absurda. No fue el volcán de los británicos porque otro gran favorito, Simon Yates, perdió más de tres minutos y medio Giro ante el grupo de favoritos donde por muy poco no entraron ni Pello Bilbao ni Antonio Pedrero, aunque estuvieron cerca y peleando, que es lo importante, que esto no hay hecho más que empezar aunque ya se le haya escapado a Thomas.

Sirvió el día cargado de sorpresas y de lava en los márgenes de la carretera para que la maglia rosa pasase a las espaldas de un chaval portugués, Joâo Almeida, que solo tiene 22 años y que puede dar mucha guerra al estilo de Pogacar.