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Giro de Italia

"Sé fuerte, Nibali"

Los globos rosas dan un colorido especial a la negra lava del volcán Etna

El Giro tiene una simbología especial. Será, tal vez, por el color rosa. Y es rosa porque rosas son las páginas de 'La Gazzetta dello Sport', el diario deportivo milanés cuya propiedad organiza el Giro, a imagen de lo que hace 'L'Équipe' con el Tour. No hay que buscar ningún secreto más para adivinar por qué el líder de la carrera va de rosa y eso que en el 2014 el diario deportivo italiano tintó las páginas de amarillo el día después de la victoria de Vincenzo Nibali en París.

La tristeza vivida en el Tour, sobre todo la primera semana, sobre todo en la cuarta etapa cuando el pelotón realizó una fugaz visita a unos Alpes despoblados, sin público, todo en un ambiente desolado, aquí no, aquí no se da este paisaje, porque esto es Italia, porque esto es Sicilia y, también, por el hecho de que aquí en Italia las medidas sanitarias están mucho más relajadas que en Francia o en España, ya que la incidencia del condenado virus es menor.

Los ciclistas en televisión

Y aunque aquí nadie olvida colocarse la mascarilla -la gente está muy concienciada, al menos en Sicilia- se permite que el público se pueda acercar un poquito, solo un poquito más, a los corredores que, sin embargo, siguen participando bajo el lema "mírame pero no me toques". Incluso la televisión pública italiana, la RAI, encargada de retransmitir la carrera al país y al mundo entero, goza de privilegios que no tenía la televisión francesa. Por ejemplo, los corredores, provistos de mascarilla, acuden al set donde cada día se realiza un debate al finalizar la etapa. Esta peculiaridad, muy corriente en el Tour durante años, no sucedió hace unas semanas en Francia y tampoco será posible en España, en la disputa de la Vuelta.

Además, sí se permite cada día a cuatro (ni tres, ni cinco, cuatro) periodistas asistir presencialmente a la conferencia de prensa que ofrece el ganador de la etapa y la 'maglia rosa'. La organización, también a diferencia del Tour y de la Vuelta, no ha obligado a enseñar una PCR negativa para recoger una acreditación, como pasó en la ronda francesa y sucederá en la española. Bastaba con firmar un documento en el que se comunicaba que el demandante no presentaba síntomas del covid y no había tenido contacto con ninguna persona contagiada en los últimos 14 días. Eso sí, para entrar en Italia, las autoridades del país si exigían una PCR negativa. Y, ojo, por si alguien pretende viajar a Italia en los próximos días, al margen del Giro. Si no se lleva PCR obligan a realizar una en el aeropuerto lo que supone horas y horas de espera sin poder entrar en el país. O sea, que no están para bromas.

El volcán Etna

Este lunes el Giro tenía al volcán Etna como destino. No se llegaba arriba del todo porque justo donde estaba la meta se acaba el camino asfaltado y desde allí hasta el cráter, a casi 3.000 metros de altitud, hay que subir en unos todoterrenos que casi parecen tanquetas del Ejército italiano. Y ha resultado curiosa la imagen de los globos rosas colocados sobre la lava negra del volcán. A tres kilómetros del final de la etapa se terminaba la vegetación y desaparecían unos pinos altísimos en cuyos pies crecen unas setas muy gustosas con un sabor muy especial gracias a la tierra volcánica que los ve crecer. Hasta, por un instante, ha venido a la memoria la imagen del Mont Ventoux, en Francia, justo cuando el Chalet Reynard anuncia el fin de la vida en el llamado 'Gigante de Provenza'.

Aquí también los 'gigantes' son los corredores y principalmente Nibali. Casi parece obligado ir a la carretera del Giro con una pancarta aclamándolo. "¡Sei forte, Nibali!", recuerda una famosa frase, muy discutida con fuerte arraigo político. Ellos ruedan entre el griterío del gentío y los pueblos decorados los reciben con cariño. Es el Giro. ¡Viva el Giro! como también dicen los italianos. Y solo una pega, la niebla no ha permitido divisar el cráter del Etna. Siempre debe haber un motivo para regresar a esta tierra siciliana.

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