Si hay un golpe que temen los rivales de Rafael Nadal es esa poderosa derecha liftada capaz de mandarles la bola por encima de sus cabezas. De martillearles hasta desesperarlos. Un 'top spin' con el que Nadal impone su ley, especialmente sobre tierra, donde la efectividad del golpe es máxima, no solo por la altura a la que envía la bola, sino también por la velocidad, potencia y efecto que hace muy difícil controlarla.

Según John Yandell, investigador y creador de www.tennisplayer.net, Nadal es capaz de pegar a la bola con su derecha a unas 3.300 r.p.m. (revoluciones por minuto). Una velocidad que llega a aumentar a las 5.500 r.p.m si le pega perfecto, mientras que la mayoría de jugadores consiguen solo alrededor de 2.600 r.p.m. de media.

Propician lesiones. Ese golpe tan temido Nadal lo tendrá más difícil de emplear con las condiciones en las que va a jugar este año en Roland Garros. Días de lluvia, humedad, frío, pistas lentas, algunos partidos de noche y más de una vez con el techo de la nueva pista central cerrado pero, sobre todo, con esas bolas duras y pesadas que Nadal ha catalogado como "piedras" y bautizadas como "anti-Nadal" porque benefician los golpes planos y perjudican a los jugadores liftadores como el mallorquín,que no está contento con el cambio de bolas. Ha advertido que son perjudiciales para la salud de los jugadores. "Hay que pegar con mucha fuerza y eso puede causar lesiones de hombro y codo", advierte.

"Van a cambiar el juego y muchos resultados", aseguraba Dominic Thiem que, como Nadal, prefería las anteriores Babolat "más cómodas y bastante rápidas. Perfectas para mi juego y el de Rafa". Novak Djokovic tiene otra opinión. Las bolas le benefician. Esta vez no le botarán a dos metros de altura, Y eso es una oportunidad. Djokovic sabe que las condiciones de este año le pueden beneficiar en una hipotética final. "Las bolas son más pesadas, pero es normal en octubre. Deberemos acostumbrarnos", apuntó.

Malos recuerdos. Si Nadal ha tenido problemas en Roland Garros ha sido en días húmedos, con bolas pesadas. Le pasó en el 2009 cuando perdió con Soderling en el 2009 y en el 2015 cuando le eliminó Djokovic. Y lo ha sufrido este año en Roma cuando perdió con Diego Schwartzman. "Me sentí genial jugando de noche y con frío", destacó el argentino, que ya le puso problemas a Nadal en Roland Garros el año pasado, en el partido de cuartos de final, cuando le ganó el primer set, antes de que se aplazara el partido por la lluvia y falta de luz natural.

Dispuesto a sufrir. Alexander Zverev, posible rival de Nadal, en cuartos, se ha mostrado encantado con las nuevas bolas. "Ahora son mucho mejores que las anteriores", afirmó el alemán, finalista del Abierto de Estados Unidos, que sabe que esas bolas van ayudarle en sus golpes planos. Para adaptarse, el germano ha rebajado la tensión de su raqueta tres kilos. "Si Nadal ha tenido problemas en Roland Garros ha sido en condiciones como las de este año. Rafa sufrirá. Para mí es el año en que es menos favorito", aseguró Mats Wilander, excampeón del torneo y comentarista en Eurosport.

Pero Nadal es Nadal y Roland Garros su casa. Un escenario en el que ha ganado 12 títulos y solo ha perdido dos partidos. A pesar de pisar este año tierra extraña, el campeón está decidido a defender su título con la mentalidad habitual, preparado para sufrir y salvar cualquier obstáculo hasta morder la Copa de los Mosqueteros por 13ª vez en su vida e igualar el récord de 20 Grand Slams de Roger Federer.