Como era de esperar, y pese a la tentación, Luis Suárez no fue titular en el primer partido de la temporada del Atlético de Madrid. Cuando el gran fichaje rojiblanco entró al campo, el partido estaba resuelto gracias a una exhibición de João Félix y la euforia ya estaba instalada entre cualquier colchonero, pero los primeros dos goles del uruguayo como rojiblanco, para redondear el 6-0, terminaron de confirmar las más altas expectativas del equipo de Diego Simeone.

El Atlético hizo un partido que le coloca como aspirante a todo, el bloque sigue en forma, la circulación de balón fue fluida y las ocasiones más numerosas que nunca. Además, la gran actuación de Suárez confirmó todos los buenos pronósticos sobre el papel del uruguayo en un Atlético en el que Félix se reivindicó como la referencia rojiblanca en la creación de juego.

El primer balón que tocó Suárez fue una asistencia magnífica para el cuarto gol atlético, de un Llorente que sigue con su idilio rematador. El uruguayo buscó su gol con insistencia, mostró diligencia para buscar posición de remate en el juego rojiblanco, tuvo ocasiones, provocó un penalti que el VAR corrigió y terminó marcando dos goles en el tramo final.

Simeone dispuso su sistema de siempre, pero en su versión más ofensiva, como si quisiera resolver pronto el partido para precipitar el debut de Suárez.

El equipo rojiblanco salió a por todas, empezó excitado, intenso en la disputa ante un Granada peleón y en forma, que llegaba líder al partido. El juego fluido y vertical se tradujo en ocasión y goles.

Antes de los diez minutos, Diego Costa cazó un gran remate de cabeza, tras un doble centro, para inaugurar el marcador y, antes del cuarto de hora, João Félix forzó un penalti. Saúl falló el lanzamiento, lo detuvo Rui Silva, pero el Atlético reaccionó como si lo hubiera metido, como si ya solo le quedara hacer una labor de conservación. El ataque rojiblanco quedó reducido, como la temporada pasada, a las apariciones de un brillante João Félix que aumentó su presencia en el juego y generó, entre una sucesión de buenas jugadas sustentadas en sus buenas decisiones, una asistencia para el 2-0 de Correa.

Se volvieron a diluir los ataques atléticos, en esos valles de rendimiento que parecen diseñados por Simeone para gestionar los partidos, pero João Félix seguía en estado de gracia y no le hizo falta demasiado para culminar su gran partido con lo que le faltaba: un gol.

Un momento antes de irse al banquillo en el debut de Suárez, el portugués cazó un balón dentro del área, gracias a la maniobra de Costa, e hizo un recorte majestuoso y una definición precisa a cámara lenta para resolver un partido que comandó y decantó, antes de que Suárez desatara definitivamente la felicidad rojiblanca.