La historia del partido para el Madrid parecía la de siempre: solidez defensiva, control del partido, despliegue físico y posesión de balón. El problema fue que el Betis de Pellegrini ya ha demostrado que es uno de esos equipos que puede quitarle el balón a los de Zidane y dañar la solidez de la que presume, y lo hizo con eficacia gracias al trío Canales, Fekir y Joaquín, en modo de combinación constante y vertical. La solución fue la aparición del VAR, ese elemento que ha modificado lo que conocíamos como fútbol hasta decantar un gran partido con dos decisiones desde Las Rozas.

El partido estaba en una igualdad vertiginosa camino al tramo final, con constantes idas y venidas, y en esas emergió el videoarbitraje. Primero en la única aparición de un Jovic para llamar al árbitro, que había pitado fuera de juego, al monitor para expulsar a Emerson por un roce sobre el serbio al borde del área. El partido quedó descompensado y el Madrid se fue al ataque, pero aún había más: un penalti por mano de Bartra en un forcejeo con Mayoral, revisado con carácter retroactivo por el videoarbitraje y en la que nadie había reparado, que le dio la primera victoria de La Liga al Madrid después de un sufrimiento indecente ante un gran Betis, que llevó la iniciativa con 11 jugadores.

El cuento parecía empezar bien para el Madrid, con dominio gracias a la acumulación de centrocampistas y, pese a una primera intervención impresionante de Courtois a un cabezazo de Sanabria (premonitoria), con gol. El punto diferencial lo marca Benzema, que cuando tiene el día, ponga Zidane el sistema que ponga, resuelve la falta de contundencia blanca en el área rival. El francés se movió por todo el frente de ataque con plena libertad: así apareció en la banda y, como en una clase magistral para los brasileños sacrificados en el once (Vinicius y Rodrygo) de cómo resolver un duelo en el costado hasta ser tan decisivo, sacó un centro de gol después de dos amagos, un regate, otro, ida y venida ante un Álex Moreno que tuvo que claudicar. Estaba Jovic por el área, pero al primer palo llegó con ventaja Fede Valverde para ejecutar el gol.

Después de dejar caer la posibilidad en la previa sin ningún entusiasmo, a lo mejor ante tanta crítica, Zidane cambió el sistema para darle una oportunidad al discutido Jovic, que no jugaba como titular desde enero y pasó por el partido como espectro, sin presencia e intrascendente; y al descartado Borja Mayoral. Mantuvo a Odegaard y renunció a la bandas, con el noruego desafortunado en la punta del rombo de cuatro centrocampistas en el que Kroos y Valverde estuvieron incómodos, demasiado lejos de un Casemiro superado ante la maestría del Betis para mover el balón entre líneas.

El Betis le quitó el balón al Madrid y se asentó en campo blanco hasta que llegó el empate: Canales puso un centro medido y Mandi le ganó con solvencia el salto a Casemiro en el segundo palo y Courtois no pudo hacer nada. Pero ahí no frenó. A los dos minutos volvieron a aparecer Canales y Fekir para generar otra ocasión de gol que William Carvalho, en su faceta de llegador al área, remató a gol con una acción no muy brillante de Courtois. El Madrid se quedó reducido a los destellos de Benzema y al desborde potente y descontrolado de Mendy, que parecía Vinicius por la banda.

Apenas empezó el segundo tiempo, con el cambio de Isco por Odegaard, y el Madrid consiguió empatar sin llegar a merecerlo, con un centro de Carvajal al que no llegó Jovic y que remató en su portería Emerson ante la amenaza de Benzema. Después apareció el VAR y el resto será polémica, justificada.