Ronald Koeman echaba en falta preguntas de cariz futbolístico en vísperas de su debut oficial ante el Villarreal (21.00 horas). Lo denunció. Pero sabe que las turbulencias van adheridas a la vida del Barça. Lo sabe porque las vivió como jugador (1989-95) y por su proximidad sentimental con el club, siendo como es el héroe de Wembley desde el 20 de mayo de 1992.

Era el primer día, la víspera del estreno, y Koeman atendió todas las cuestiones que otros no pueden responder, haciéndose cargo de la impopularidad que atosiga a Josep Maria Bartomeu, el presidente, y de la incomodidad de Leo Messi, a quien no han dejado irse y a quien le han despedido a su mejor amigo. Koeman es el portavoz del Barça, y aprovechó la oportunidad, y la relevancia de su cargo, para marcar el terreno. Mejor dejar las cosas claras (sobre Suárez, sobre Messi, sobre Bartomeu, sobre Riqui, sobre sus ideas...) que fomentar más especulaciones.

"No soy el malo de la película", se defendió Koeman de entrada sobre el despido de Suárez, la primera gran decisión que asumió, sin ser del todo suya. No era, al menos, una idea preconcebida que traía desde Amsterdam en agosto. "Antes de firmar mi contrato, la directiva ya había pensado en cambiar cosas en el equipo. Es una decisión del club y del entrenador", precisó, sin querer eludir la responsabilidad. "Desde el primer día respeté a Luis como persona y como jugador. Le dije que tendría complicado jugar, pero que si se quedaba iba a ser uno más", añadió Koeman, al tiempo que deseaba "toda la suerte del mundo" al nuevo nueve del Atlético. No tenía ningún reproche hacia Suárez, que ya no está, y tampoco, obviamente, hacia Messi, que sí está, enfadado con el presidente, pero no con el entrenador ni con el equipo.

Koeman ha visto al capitán "un poco triste" tras haber perdido al mejor amigo del vestuario, pero también le ha visto "con muchas ganas" tras la despedida de Suárez. "En los entrenamientos y en los partidos su compromiso ha sido un ejemplo, y no tengo ninguna duda de que lo va a demostrar a partir de ahora en los partidos".

Messi será el eje del Barça, como ha venido sucediendo en la última década. Tal vez le ayude Philippe Coutinho en su segunda etapa barcelonista. Koeman confía en el futbolista más caro de la historia. Desde el primer día quiso recuperarle de la cesión del Bayern. No se planteaba desprenderse del brasileño.Los elogios que le dedicó perseguían reanimar al futbolista, muy proclive al desánimo, pero no eran gratuitos. "Me gusta mucho este futbolista", confesó. Le gusta como interior y como extremo izquierdo y quiere verle cerca del área rival para aprovechar su calidad en el disparo, su desborde en el regate y sus asistencias.

La marcha de Suárez no será la última. O eso desea el entrenador, que pretende darle un toque más personal al equipo. Koeman espera "más salidas" y "algún fichaje" antes del 5 de octubre, fecha del cierre del mercado pese a que ha habido seis bajas (Rakitic al Sevilla, Vidal al Inter, Suárez al Atlético, Semedo al Wolverhampton, Wagué al PAOK y Cuenca al Villarreal), y tres fichajes (Pjanic de la Juventus, Trincao del Braga, Pedri del Las Palmas). Ninguno suyo.