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Yo, marinero, en la ribera mía

El regatista Gonzalo Araújo, con las pruebas internacionales canceladas, ha redescubierto "la belleza de la costa gallega"

Gonzalo Araújo posa junto a su barco de J70, "Laguardia&Moreira", en el Náutico. // Alba Villar

"Yo, marinero, en la ribera mía", declama Gonzalo Araújo en este año extraño. No el marinero en tierra que cantaba Alberti pero casi, condenado a la bajura por la pandemia. El regatista vigués, uno de los más prestigiosos de la vela española, se consuela. Ha podido redescubrir las aguas de su infancia. "He disfrutado mucho otra vez de navegar por la costa de Galicia, que es preciosa. En otro plan", celebra.

Araújo creció sobre el mar, desde que su padre lo animase a probar con 12 años, y al mar se ha dedicado profesionalmente desde que concluyó Biología. Ya había combinado la carrera con su pertenencia al equipo preolímpico. "En cuanto acabé los estudios empecé a navegar más en serio y acabé por ahí", resume, restándole importancia a tres décadas de deslumbrante trayectoria. Araújo ha combinado destinos nacionales e internacionales; éxitos en cruceros como el circuito Audi Medcup y experiencias oceánicas como en la Vuelta al Mundo, con triunfo de etapa. Cada año enlaza singladuras sin fin. Las aguas no le ocultan ningún secreto.

Pero 2020 se le ha torcido por las tormentas llegadas desde tierra, antes incluso de que estallase la pandemia. El invierno boreal iba a dedicarlo al verano austral, disputando el Circuito Soto 40 en Chile. El estallido de malestar social que experimentó el país dio al traste con todo. "Ya estuve allí bajo toque de queda justo hace un año, cuando empezaron las revueltas. Al final se canceló todo el programa de Chile. Y ya enlazamos con la pandemia. A nivel internacional se suspendió todo muy pronto por el Covid. La vela implica una gran movilidad de tripulaciones de diferentes países, barcos, mucha logística... Llevamos una buena temporada en Galicia", concluye.

Araújo se ha resignado con buen talante. Aligerado de obligaciones, disfruta del hogar. "Enseguida asimilé que iba a ser un año así. Nosotros solemos viajar diez o quince días al mes. También tenemos bastante tiempo libre en casa y hay momentos de la temporada en que estás más a menudo en casa. Pero sí estamos aprovechando mucho estos meses para hacer otras cosas con la familia, más planes a nivel de Galicia, leer... Me gusta mucho la pesca submarina".

Esa serenidad no le libra de la angustia que la crisis genera en su sector "como en muchos otros", analiza. "La náutica, en toda su dimensión, está sufriendo mucho. Entiendo que debería ser un sector estratégico en Galicia en el futuro, muy vinculado también al turismo. No es imprescindible en la parte deportiva como tal, pero a nivel económico es muy importante. Implica a todos los servicios que se prestan alrededor. A nivel del deporte los patrocinadores se han echado mucho para atrás".

La inversión privada, sin embargo, ha resistido relativamente bien en Galicia. "El proyecto de J70 por suerte continúa. En octubre disputaremos si no pasa nada el Campeonato de España en Combarro. Tengo mucha suerte con Laguardia y Moreira. Han mantenido el proyecto. Desde el primer momento nos han apoyado y animado. La empresa gallega se ha portado bastante bien con la náutica, también a nivel del Rías Baixas, la regata más importante de Galicia, que organiza el Náutico de Vigo. Hermanos de Rivera, a través de la marca Maeloc, han apoyado la continuidad. Hay que valorar a estas empresas que siguen apostando por la vela".

Esta circunstancia ha desanclado a Araújo de la inactividad que se le hubiera podido pronosticar. "En días totales he salido menos al mar que otros años, pero al final hemos tenido bastante actividad. A nivel local, después del confinamiento, se reactivaron las pruebas con todas las precauciones. Así como el Mediterráneo ha estado mucho más parado, en el Atlántico hemos navegado bastante. He participado en todas las clásicas gallegas: Rías Altas, Conde de Gondomar, Rías Baixas, Príncipe de Asturias? Ha sido volver a las regatas que hacía antiguamente. Ha estado bien en ese sentido".

Sin embargo, no puede atarse al litoral. Un regatista profesional es como un actor de cine, enlazando trabajos más puntuales con otros seriados y siempre con el temor de que el teléfono no suene. "Trabajamos por proyectos. Algunos continúan de año en año. Otros paran. Solemos compaginar dos o tres proyectos en la temporada", explica el vigués. "Tú ya tienes determinados contactos con los que normalmente navegas o estás relacionado. Al cortarse estas relaciones y estos contactos durante un tiempo tan largo, también tenemos ciertas dudas sobre cómo será el retorno a la normalidad, si todo se reactivará como siempre o habrá más dificultad. No lo sabemos a día de hoy".

De hecho, su agenda de 2021 sigue en blanco. "A día de hoy no tengo ningún proyecto.", confirma. "Todo el mundo está como en stand by. Hablo con armadores de cómo está la situación y qué se puede esperar. Aún es muy pronto. Es un año normal, en el mes de agosto habríamos empezado a organizar la temporada próxima. Pero este año hasta Navidad no tendremos una idea clara".

En todo caso, afronta el futuro con optimismo. Él observa un horizonte despejado: "Espero que todo recupere la normalidad en el momento que haya una vacuna y esto quede atrás. No sé cuándo será, pero los puertos están ahí, los barcos están ahí, la gente, la afición al mar y a navegar estarán siempre ahí".

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