La competitividad extrema sobre la que ha construido su carrera Cristiano Ronaldo parece, a veces, que no le deja disfrutar de sus logros colectivos, pero a la vez es la fuerza imparable que le ha colocado entre los nombres dorados de la historia del fútbol.

En el primer partido de Portugal en la Liga de Naciones, a Ronaldo se le vio contrariado por no poder jugar ante Croacia. Ni los cuatro goles de sus compatriotas mutaron su rostro insatisfecho. A sus 35 años mantiene ese axioma vital que dicta que solo encuentra la satisfacción plena en su propio éxito.

Ese momento de gloria llegó tres días después ante Suecia, cuando consiguió los goles 100 y 101 con la selección nacional (en 165 partidos), solo por detrás del mito iraní Ali Daei, que llegó a la marca de 109 tantos en 149 partidos.

El registro es histórico. Le pueden hacer frente Sándor Kocsis y Ferenc Puskás, que en sus años con la selección de Hungría tienen promedios de alrededor de un gol por partido (75 goles en 68 partidos de Kocsis y 84 tantos en 85 apariciones Puskas), además de Pelé con 77 goles en 92 partidos. Messi suma 70 goles con Argentina, uno cada dos partidos, Neymar lleva 61 con Brasil, los mismos que Lewandowski con Polonia y uno menos que Ibrahimovic con Suecia.

En medio de su constante reivindicación personal, Cristiano Ronaldo marcó el gol número 100 con Portugal, el que quedará en la historia, de falta directa, esa disciplina que dominaba en sus primeros años y que, entre el bajón de su efectividad y el crecimiento exponencial de goles su archirrival Messi, se convirtió en un arma arrojadiza de sus detractores. Para no faltar con su fama, minutos después de entrar en la historia consiguió el 101.

Como las buenas novelas, en las que se puede encontrar en cualquier capítulo la esencia de los protagonistas, en cualquier partido de Cristiano Ronaldo se aprecian con nitidez todas las claves que han llevado su carrera a los libros de historia. Así llegó a ser el máximo goleador de la Champions y a la marca de 450 tantos que le encumbra como máximo goleador de la historia del Madrid.