La estirpe de los dirigentes deportivos vigueses ha perdido a su patriarca. El corazón de Juan Carlos Padín, que tantos infartos había resistido sin regatearle un ápice de entusiasmo a su dueño, se rindió ayer. Ha dejado de latir a los 81 años. Permanecerá vigoroso el recuerdo de sus milagros y sus esfuerzos, especialmente como adalid del fútbol femenino.

La existencia de Padín, cuyos restos mortales serán incinerados hoy en Pereiró a las seis de la tarde, transcurrió entre quebrantos y prodigios desde su infancia. A los siete años de edad sufrió graves fracturas en la columna vertebral, que lo tuvieron encamado durante varios años en el Hogar y Clínica de San Rafael. Aprendió a leer y escribir tutelado por los hermanos de San Juan de Dios que regentaban el establecimiento. Y creció, enderezándose, inclinando sus energías hacia el fútbol, aunque las vehiculase más desde los banquillos. Siempre tuvo Padín la agenda repleta, compaginando su trabajo durante 39 años en Artes Gráficas Espinosa, una fuerte empresa del sector que después se fue a O Porriño, con sus labores como entrenador en diferentes clubes: San Miguel, Arbo, Pontellas, Ribadelouro y Mondariz. Lo recordaba ayer el concejal de Deportes, Manel Fernández, con el que siempre mantuvo una buena relación. Fue uno de tantos políticos y empresarios a los que Padín reclutaba para sus proyectos.

En Padín, hiperactivo, hormigueaba más allá de cualquier etiqueta la voluntad de implicarse en la sociedad viguesa. Le correspondía por cuna, pues había visto su primera luz en el cogollo de la ciudad, en el Paseo de Alfonso, en 1939. Militó desde joven en el movimiento asociativo. Perteneció al Comité de Fútbol Infantil, al Círculo Social para Jóvenes y, en Mondariz-Balneario, fue presidente del Centro de Iniciativas y Turismo.Superó nueve infartos

Esta actividad se intensificó con los años, liberado ya de sus obligaciones profesionales, imponiéndose sobre enfermedades y achaques. Superó nueve infartos -unos de ellos, en 2010, viendo un partido en Zamora- e incluso una estancia de quince días en la UCI de Povisa. Fervoroso creyente, aseguraba haber visto a la Virgen de Lourdes. "Estuve claramente en el cielo, donde una voz me dijo que tenía que volver, pues todavía no era mi hora".

Rentabilizaría bien esa prórroga para provecho de los que lo rodeaban. A la Federación Viguesa de Peñas El Olivo se había incorporado en 1990. Accedió como relaciones públicas, pero posteriormente ocupó diversos cargos, siendo su presidente en dos periodos diferentes. Estuvo al frente del equipo femenino de fútbol sala y posteriormente del de fútbol, con el histórico ascenso a la máxima categoría en 2011 como gran hito.

Padín llevaba los tres últimos años alejado de la vorágine del deporte. Se ha ido sabiéndose querido, Vigués Distinguido desde 2001 y homenajeado en 2006 por cientos de adeptos.