Ni traspaso, ni tampoco carta de libertad. El Barça no quiere desprenderse del astro argentino, a pesar de que este ha comunicado oficialmente su deseo de salir este mismo verano. Ni se plantea una reunión para recoger el gesto del capitán. La única reunión posible, sostienen fuentes del club azulgrana, sería para ampliar el contrato que une a Messi con el Barça hasta el 2021. Y nada más, defienden con vehemencia desde el Camp Nou.

La táctica de Bartomeu quedó escenificada el pasado jueves cuando reveló estar dispuesto a dar un paso al lado -abandonaría el cargo- siempre que Messi dijera públicamente que el presidente es el problema. Pero dejaría, eso sí, a su directiva, con, posiblemente, Jordi Cardoner, al frente, acabar el último año de mandato, que le permitiría así cuadrar el complejo balance económico que le aguarda al club por el efecto de la pandemia.

Ese es el movimiento de Bartomeu no convence para nada a Messi. Pero el club sigue convencido de que su cláusula, que expiró el 10 de junio, quedó caducada, y se siente arropado por esa razón legal. Unido, además, a la fuerza, según el Barça, que le proporciona la cláusula de rescisión fijada en 700 de millones de euros.Una tasación inaccesible para cualquier club. El traspaso más caro de la historia sigue siendo el de Neymar (verano del 2017) cuando el Paris SG ejecutó esa puerta abierta en el contrato.

El mismo plan que tiene, precisamente, ahora Bartomeu. O cláusula o Messi continúa en el Camp Nou. Existe verdadero pánico entre los directivos, ante la posibilidad de ver al astrocon otra camiseta que no sea azulgrana, enfrentándose al Barça de Koeman. Xavi se marchó a Qatar e Iniesta voló a Japón, pero si Messi se queda en Europa, y termina conla zamarra del City de Guardiola, aterroriza a la junta.