Ronald Koeman será nombrado entrenador del Barça a no ser que surja una inesperada disensión en la reunión de hoy de la junta. Josep Maria Bartomeu presentará ante sus compañeros el nombre del seleccionador holandés para sustituir a Quique Setién al comprobar que Mauricio Pochettino, la opción preferida del presidente y algunos directivos, provoca un fuerte rechazo entre la masa culé, extremadamente sensible respecto al extécnico del Espanyol, respecto al equipo y respecto a la junta después de la humillación de Lisboa.

El relevo de entrenador que se produjo en enero se repite en agosto, sin que Setién haya sido capaz de frenar la dinámica decadente que apuntaba el equipo y que motivó que Bartomeu destituyera a Valverde. El Barça ha ido de mal peor hasta caer a la sima más profunda con el 2-8. Koeman dio la primera Copa de Europa al club y Koeman será quien empiece a restituir el honor enterrado en Lisboa.

El héroe de Wembley renunció en enero por sentir el compromiso de seguir ligado a la selección holandesa para dirigir al equipo en la Eurocopa cancelada el pasado mes de junio. El vínculo de Koeman continúa vigente; lo que no está nada claro es que las competiciones de selecciones vayan a reanudarse en septiembre por la asimétrica propagación del coronavirus.

La UEFA ha podido crear burbujas de seguridad para acabar las competiciones de club ya iniciadas. Las dificultades se multiplican con los viajes de selecciones y las convocatorias de los futbolistas, que pueden pertenecer a equipos diferentes y jugar en distintos países. Entre la posibilidad de pasarse un año en blanco y entrenar al Barça, una de las grandes ilusiones de Koeman, predomina el color azulgrana.

Un representante del club barcelonista llamó la pasada semana al agente del técnico para tantear de nuevo su fichaje. Al escuchar la predisposición, se reactivó el interés mutuo para resolver el contrato con la federación de los Países Bajos -hay una cláusula de rescisión liberatoria para el Barça-, y negociar el contrato con el equipo azulgrana. El siguiente paso era la charla directa entre Bartomeu y Koeman, que ha pasado unos días en su casa de Barcelona. Hasta ayer.

El problema coronario del técnico no iba a ser un obstáculo que frenara al exdefensa holandés. "El cardiólogo me ha dicho que puedo hacer de todo. Puedo continuar ejerciendo de entrenador", aseguró a mediados de junio a Catalunya Ràdio. Entonces ya veía pocas opciones al Barça de ganar la Champions: "Debe jugar mejor de lo que está haciendo. Hay otros favoritos".

La deplorable prestación del equipo avala a la junta a tomar medidas drásticas, pero debe hacerlo un entrenador en su nombre por los mayores conocimientos técnicos que posee.

A Koeman, que no tiene deuda alguna con nadie del club ni del vestuario, más allá del vínculo que sienta con Frenkie de Jong, no le temblará el pulso para ajustar la plantilla. Ya lo hizo en el Valencia. Las decisiones que tome serán mejor aceptadas que si las adquiriera Pochettino al ser Koeman una leyenda y figura de consenso entre el barcelonismo. Bartomeu solo puede garantizarle un año de contrato.