"Ha sido la Liga más difícil, en el momento más difícil" repitió varias veces el presidente del Real Madrid Florentino Pérez en la celebración del 34º título doméstico, que consiguió el equipo de Zidane con su victoria ante el Villarreal (2-1).

La Liga del confinamiento es el último servicio a la causa de un equipo que será recordado por sus triunfos europeos, pero que se ha reivindicado en la competición doméstica como un grupo comprometido con el trabajo y con las ideas de su entrenador, Zinedine Zidane, principal responsable de levantar un proyecto que el pasado verano ya estaba obsoleto. "Habrá muchos rumores, pero esta liga ha costado mucho esfuerzo y mucho sacrificio. Todos los que estamos aquí (el equipo) lo sabemos bien", dijo en el festejo el capitán Sergio Ramos.

La pieza nueva que llegó para reactivar la maquinaria no ha encajado: Hazard fue más partícipe en la celebración que en partido decisivo, pero la madurez de Benzema, después de haber sido el mejor socio imaginable para Cristiano, le ha convertido en un jugador Indiscutible. A su espalda ha aparecido la faceta más sólida del Madrid, personificada en el premio Zamora para Courtois.

Siempre con el recuerdo presente de las víctimas y afectados por la pandemia de coronavirus, el festejo fue en Valdebebas, después de una noche sin fiesta en Cibeles, con mascarillas y con el tradicional posado con la camiseta de las autoridades, por mucho que pesara al alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida, atlético confeso, que puso el tono distendido: "Dicen que la política hace extraños compañeros de cama y yo nunca imaginé estar aquí felicitando al Madrid".

Entre los preparativos del acto, Modric pasó por los micrófonos de la televisión del club para reivindicar, a su manera, su gran final de temporada: "Me siento cómodo jugando, lo que no quiero es que se me mire el DNI, que se mire lo que hago en el campo. Hablar de años no me gusta", dijo el croata. Con el técnico francés se han sentido importantes muchos jugadores, con cambios constantes en el once y rotaciones inesperadas entre un muestrario táctico y goles de 21 jugadores diferentes. Esa gestión del grupo ha convertido a Zidane en el líder incuestionable del primer Madrid exitoso post Cristiano.