Íker Casillas será embajador del Real Madrid a partir del mes de agosto, una vez cierre su etapa en el Oporto. El mito retornará al club de su vida tras cinco años de estancia en el equipo portugués y pondrá fin así a una etapa en la ciudad portuguesa donde siempre ha insistido en que se ha encontrado muy a gusto con la familia.

El guardameta ha expresado constantemente su deseo de volver a su casa, en la que se forjó como portero hasta alcanzar las máximas cotas internacionales, elegido mejor cancerbero del mundo urante muchos años, y ese sueño se ha hecho realidad.

Será la suya una misión similar a la que tuvo Zidane en la entidad hasta que decidió ser entrenador. Florentino Pérez quiere recuperar en la empresa a todos los grandes futbolistas que tuvo en sus veinte años de gestión y el regreso de Íker significa un dato feliz para el madridismo.

El sitio de Casillas está en el Real Madrid y así lo observa la casa. Una vez retirado del fútbol como jugador, es la hora de reintegrarse en la empresa.

Casillas desistió hace un mes de presentarse a las elecciones de la Federación Española de Fútbol al entender que no tenía tiempo, en plena pandemia, para hacer una campaña adecuada ante los votantes de la Asamblea del Fútbol Español. Ahora, su futuro es de nuevo el Real Madrid.