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Xoan Martínez - Presidente del Kaleido Universidade de Vigo

"Ojalá el rugby sea ejemplo del comportamiento que se necesita"

Resume: "Protección del colectivo, respeto y humildad"

Xoan Martínez. // Alba Villar

Otro final de temporada extraño para el Kaleido Universidade de Vigo, que logró la permanencia en 2018 en el play off, tres meses después de haber concluido la temporada regular, y por una decisión burocrática en 2019, tras haber descendido. La plaza en Honor B estaba esta vez asegurada y el precipitado final no empaña el positivo balance del presidente.

- ¿Su balance de la temporada?

- Muy positivo. Nadie esperaba obviamente acabar la temporada como la acabamos. Pero en agosto pasado apostamos por una remodelación absoluta del espíritu y el entendimiento del rugby que queríamos tener. El fichaje de Pablo Cabrera fue fundamental. Afortunadamente toda la comunidad del rugby vigués puede decir que hemos acertado. Estamos muy contentos con su trabajo y el de su equipo deportivo, Adrián Lago y Óscar Ferreras, técnicos y jugadores. Cada parte del bloque ha hecho su trabajo. A pesar de un final de 2019 con dudas, la segunda vuelta fue espectacular. Logramos tranquilidad y ese era nuestro objetivo.

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- Dos permanencias consecutivas en los despachos: la de 2019, al desaparecer de la ecuación los filiales, los salvó de un descenso consumado; la de este año los ha dejado sin la fiesta de lo que ya estaba asegurado.

- Somos, de primero, amantes del deporte y particularmente del rugby. Nos gusta jugar o ver jugar. Incomoda a todo el mundo que las circunstancias nos hayan privado de disfrutar de los dos últimos partidos. De hecho, fue una despedida abrupta, que nadie esperaba. No pudimos disfrutar a gusto de lo que no sabíamos que era el último partido. También la Federación Gallega nos había adjudicado la Copa Xunta, que se iba a disputar el Día das Letras Galegas. La organización nos ilusionaba y no ha podido ser. Y nos quedaban torneos con los chavales de la escuela, también cancelados o aplazados.

- "¿Un rugby sin melé?", se pregunta alguna gente, como representación de que el rugby, sin contacto, carece de sentido.

- Vivimos en un mar de hipótesis. Aún no sabemos, a nivel federativo gallego o español, qué tipo de temporada tenemos por delante. No sabemos ni las fechas de comienzo. Lo de finales de agosto está con un grandísimo interrogante. Tampoco se sabe cómo será la división nacional. Es muy probable que haya alguna reestructuración, pero no tenemos ni idea de qué puede llegar a significar. Solo podemos hacer trabajo físico individual y darnos ánimos virtualmente, manteniendo vivo el espíritu del rugby como club. La incertidumbre es total.

- Con Pablo Cabrera había compromiso de continuidad.

- El proyecto deportivo es de tres años y hemos finalizado solo el primero. Nuestra intención es continuar. Tenemos tantos interrogantes por delante que no sabemos definir ni qué tipo de pretemporada hacer, pero la continuidad está clara y más con el buen sabor de boca que nos ha quedado.

- Los jugadores argentinos que llegaron de la mano del entrenador han aportado mucho. Imagino que su continuidad dependerá de todas estas cuestiones que deben resolverse.

- Otro aspecto del que no se ha hablado debidamente en todo el deporte aficionado en España y Galicia es el impacto económico que probablemente sufriremos. En el Vigo Rugby Club, como el resto, estamos luchando por asegurar una capacidad económica que por lo menos iguale la de la pasada temporada. Pero está por verse el impacto del coronavirus en términos económicos, tanto sobre los fondos públicos como sobre los privados. Somos conscientes de los riesgos, pero haremos todo lo posible por que el rugby de élite gallego, representado por el Vigo, pueda seguir estando ahí arriba.

- Vivimos una situación social en la que los valores del rugby son precisamente necesarios.

- Sin duda. El concepto como sociedad en la que lo más importante es proteger el colectivo, a nivel sanitario, es uno de los fundamentos que tiene el rugby. No ha lugar a individualidades. Ninguno es suficientemente bueno como para que los otros catorce no deban aportar a la victoria juntos como quince. El respeto al contrincante y a cualquiera es otra de las máximas. Y la humildad también. Ojalá todo lo que el rugby representa pueda ser un ejemplo del comportamiento que todos necesitamos tener como ciudadanos.

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