Philippe destacó ante los diputados que todas las grandes manifestaciones deportivas, culturales y otros actos con más de 5.000 personas no podrán celebrarse antes de septiembre. Pero hizo referencia concreta a la temporada de fútbol, en un momento en el que la Liga francesa trabajaba en diferentes opciones para acabar dentro del calendario fijado por la UEFA.

En ese contexto, las instancias del fútbol francés tendrán que reunirse en los próximos días para tomar decisiones sobre la clasificación y sobre qué equipos acudirán el año próximo a las diferentes competiciones europeas.

La declaración del primer ministro deja en suspenso también la disputa en Francia de la Liga de Campeones, en la que seguían con vida el París Saint-Germain, clasificado ya para cuartos de final, y el Lyon, en buena situación para lograrlo tras la ida disputada contra la Juventus de Turín.

La Ligue 1 lleva suspendida desde mediados de marzo, cuando faltaban diez jornadas para su conclusión y el Paris Saint-Germain era claro candidato a revalidar su título de campeón, ya que ocupaba el liderato con 12 puntos de ventaja sobre el Oympique de Marsella.

Más allá de la alusión directa al fútbol, el jefe de Gobierno no detalló el tipo de competiciones que se verán afectadas.

Philippe sí avanzó que será posible practicar actividades al aire libre más allá del límite de un kilómetro autorizado hasta ahora, pero dejó claro que no podrán efectuarse ni deportes colectivos ni de contacto, así como tampoco la práctica de deportes en lugares cubiertos. Esa prohibición impide que los equipos puedan volver a los entrenamientos.

Juicio a Al-Khelaïfi

Por otra parte, el Tribunal Penal Federal de Suiza anunció ayer que el próximo 14 de septiembre iniciará el proceso contra el exsecretario general de la FIFA Jérôme Valcke, el presidente del París Saint-Germain (PSG), Nasser Al-Khelaïfi, y un tercer acusado no identificado. Los tres son considerados responsables de gestión desleal e instigación a la gestión desleal, a la falsificación de documentos y a la corrupción pasiva, hechos todos ellos relacionados con la atribución de los derechos de televisión de los Mundiales de 2026 y 2030.

En esta acción penal, que se abrió en marzo de 2017, Al-Khelaïfi, quien también está a la cabeza del grupo de televisión beIN Media, está acusado concretamente de haber ofrecido ventajas pecuniarias a Valcke a cambio de los mencionados derechos televisivos.

Cuando esto ocurrió todavía estaba al mando de la FIFA Sepp Blatter y Valcke actuaba como su mano derecha y tenía un amplio poder en la organización.

Se sostiene que Valcke recibió una lujosa propiedad en Cerdeña a cambio de los favores a Al-Khelaïfi y que éste pedía que el exdirectivo de la organización deportiva se asegura de que ciertas firmas televisivas recibiesen los derechos de transmisión de los partidos de los mundiales, así como de otros eventos deportivos, en determinados países.