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1.300 kilómetros sin salir de casa

Óscar Pereiro pronostica que el sector se fortalecerá, tras la furia de los rodillos, aunque teme la crisis en los equipos profesionales

Óscar Pereiro y Bibiana Rodríguez, entrenándose con los rodillos en su casa. // José Lores

La bicicleta ha sido para Óscar Pereiro, pasión y herramienta; dinero y dolor; gloria y fracturas. Es también ahora, durante el confinamiento por el coronavirus, una cabalgadura encajada en el rodillo, que le atrae y le repele. Pereiro observa a su vieja compañera. Le pronostica la primavera cuando las puertas se abran. Pero teme, a la vez, por el futuro de sus antiguos compañeros del pelotón, pendientes de unas inversiones publicitarias que se tambalean.

1.300 kilómetros sin salir de casa

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En la casa de Óscar Pereiro y su pareja, Bibiana Rodríguez Alonso, hay dos rodillos de diferente modelo. Y no por decoración o porque le corresponda como ganador del Tour de Francia de 2006. Los necesitaban como elemento secundario en la preparación de un proyecto conjunto. Los dos iban a disputar como equipo mixto la exigente Titan Desert por el desierto marroquí, cuya dureza ya comprobó Pereiro en 2011 y 2017; también la Vuelta a Ibiza de BTT, como paso intermedio. Habían iniciado la preparación. La pandemia ha trastocado sus planes. Pereiro establece con seguridad: "Bibiana las habría completado perfectamente".

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La bicicleta sigue siendo una parte importante de su vida y de sus negocios, ya que embajador de diferentes marcas del sector, lo que implica su participación en marchas cicloturistas y otros eventos. En su casa viguesa, sea en el patio o en la planta baja, según la meteorología, sigue ocupando un espacio preeminente. Y es casi más prioritaria para Bibiana. "Durante la primera semana me dediqué más a mantenimiento, pero Bibi nunca ha dejado de hacer rodillo, una hora por la mañana y a veces también una hora por la tarde. Pensábamos que esto iba a durar mucho menos tiempo". Él acumula cerca de 500 kilómetros en este mes y ella se acerca a los 800.

Comparten sesiones abiertas a través de Instagram "para entretener a la gente" porque, confiesa Pereiro, el rodillo hace honor a su nombre de instrumento de tortura. "El rodillo es aburrido para alguien como yo, que lleva kilómetros y kilómetros en las piernas". Recuerda sus tiempos como profesional: "Cuando yo estaba en activo, utilizábamos el rodillo para adelgazar, entrenando en ayunas, y para afinar de cara a las grandes citas. También cuando había temporal y no podías salir a la calle. Día tras día resulta un poco agobiante. El profesional sabe que tiene que practicar deporte sí o sí. El resto lo hacemos por quitarle una hora del día y mantenernos un poco en forma. Yo no soy capaz de estar más de una hora al día sobre el rodillo; tengo una especie de limitador mental y no puedo".

El rodillo se ha popularizado durante la cuarentena. Las ventas se han multiplicado, especialmente los modelos más asequibles. Sobre el rodillo se alimenta la nostalgia de la carretera, a la que se supone que regresarán sus adictos y en la que desembarcarán otros nuevos. Así lo cree Pereiro. "Lo hablaba el otro día con el director general de Trek. Desde el minuto 1 creen que es un sector que va a salir reforzado de toda esta historia; desgraciadamente, porque nadie se alegra de lo que está pasando. Ya vemos medidas de Tráfico que recomiendan la bicicleta para movernos. Y evidentemente muchísima gente, tras estar en su casa con bicicleta estática o de spinning, querrá seguir. A nosotros, al ser un deporte al aire libre y en grupos pequeños salvo en competiciones, nos va a afectar mucho menos que a otros".

Pereiro, que tiene el fútbol como su otra afición, sabe de "cantidad de jugadores enganchados a la bici. No tiene impacto y por tanto no hay lesiones; ayuda incluso a aquellos con problemas de cadera o rodilla. Y es un deporte o un medio de locomoción que te engancha muchísimo. Cuando llegas a tu cien por cien ya es sufrimiento, por intentar luchar contra ti mismo. Pero el margen de mejora en una persona normal es tan largo y prolongado que te motiva".

Cuestión diferente es su análisis del panorama profesional. Todas las grandes rondas han sido aplazadas. El Tour comenzará el 29 de agosto. Se supone que después ubicarán el Mundial y a continuación, Giro en octubre y Vuelta en noviembre. Aunque comprimida, Pereiro anticipa emoción y calidad. "Los profesionales hacen cinco horas al día en rodillos inteligentes; puedes programar la etapa de Alpe D'Huez, con altitud, pendiente, viento en contra... No hay bajadas, curvas, nada que limite la fatiga muscular, Hay que hacerlo controlado para no tener lesiones. Pero también puedes trabajar el cardio con los sistemas de vatios. Si dejan entrenar a los corredores desde el 1 de julio y el Tour se corre en condiciones normales, veremos a los mismos disputando la carrera. El que tenga mayor capacidad de sacrificio durante los entrenamientos llegará mejor y a otros les costará más".

El panorama se ensombrece de cara a la temporada que viene a nivel financiero. "Los equipos ya están haciendo recortes salariales. Y nuestro deporte vive de la empresa privada, del dinero que se dedica a la parte publicitaria. Por ahí sí sufrirá muchísimo. Es una situación excepcional, que nadie ha buscado, pero cuando firmas un contrato publicitario buscas repercusión; la tienes en redes sociales, pero a nivel de televisión y medios de comunicación ahora mismo es nula. A día de hoy ya existe preocupación. Los equipos peligran y ya no hay muchos", se lamenta.

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