Radomir Antic, entrenador prestigioso del fútbol español y mundial, coprotagoniza una de las temporadas más amargas en la historia moderna del Celta. El suyo fue un mandato breve y convulso: sesenta días entre su firma y su dimisión, galopando hacia Segunda.

Horacio Gómez destituyó a Miguel Ángel Lotina el 26 de enero de 2004 tras un 2-5 ante la Real Sociedad, apenas unos meses después de la clasificación para la Liga de Campeones confirmada ante ese mismo rival. El equipo era 17º, a un punto del descenso. A Gómez le costó la decisión. Se sentía cómodo con el técnico vizcaíno, pese a las críticas del entorno por la escasa belleza del juego. Lotina recordaba al presidente nervioso en la reunión. "Si le aprieto un poco, me renueva", bromeaba Lotina.

La contratación de Antic se concretó cuatro días después, el mismo día de la eliminación de la Copa pese al 1-0 al Alavés. "Quiero hacer un fútbol vistoso, acorde a lo que quiere su afición", anunció. Quedaba margen en Liga y el Celta seguía vivo en Liga de Campeones tras la heroica victoria en San Siro. Antic no supo entonces que aquel Celta de glorias recientes, creado por Irureta y engordado por Víctor Fernández, se estaba pudriendo por dentro entre marchas, vejeces, jóvenes sin cuajar y deudas.

Enseguida comprobaría la delicada situación de un vestuario que nunca fue sencillo de manejar en aquellos años, ni siquiera en los mejores. Siete jugadores provocaron un altercado en el vestíbulo de un hotel de Sevilla, volviendo de juerga, en el debut de Antic ante el Betis. Contreras, Pinilla y Cáceres montarían otro escándalo en el hotel de concentración de Vigo antes de un partido contra el Villarreal. La entrega de la capitanía a Sergio Fernández había provocado cisma. Los impagos del club enrarecían aún más el clima. Antic había llegado con su hombre de confianza, Ressad Kunovac, en un tiempo en el que el club prefería que Moncho Carnero acompañase a los entrenadores. Antic orilló además a Eduardo Domínguez en la preparación física. Y recomendó el fichaje de Sasa Ilic, "jugador que juega y hace jugar", definió Antic con su peculiar acento. Ilic dejó detalles de calidad pero sufrió lesiones, como buena parte de la plantilla.

Al final, su periodo se resume en una digna actuación ante el Arsenal (2-3 en Balaídos, 2-0 en Highbury) y siete puntos de veintisiete posibles: a la derrota ante el Betis y la ilusión de los triunfos sobre Villarreal y Valladolid les siguieron derrotas contra Málaga, Real Madrid, Espanyol, Valencia y empate en Santander. Una ultima derrota ante el Zaragoza y un viaje de Mostovoi a Rusia por convocatoria de su selección, tras haber tenido molestias físicas, desbordaron al serbio.

Radomir Antic dimitió para sorpresa del entorno el 29 de marzo. Se fue increpado por algunos aficionados de A Madroa y entre acusaciones de los jugadores de "abandonar el barco". Declaró: "Mi conciencia está tranquila". Moncho Carnero y Rafa Sáez, entrenador del filial, se harían cargo del Celta, que acabaría descendiendo después de caer 3-0 en Riazor aunque la pérdida de categoría se confirmó en la jornada siguiente, la última, ante el Mallorca.